```
—Ya sea que te conviertas en un empresario, no tengo ni idea, pero a juzgar por tu boca sucia, tu comportamiento arrogante y este sentido de la moda vulgar en el que estás empapado, diría que eres inseparable de dos palabras en particular por el resto de tu vida —dijo Hao Jian con una sonrisa burlona.
—¿Qué dos palabras? —preguntó He Zexi.
—Imbécil —respondió Hao Jian de forma sucinta.
—¡Me cogeré a tus antepasados, te atreves a burlarte de mí? —Enfurecido, He Zexi levantó el puño, listo para golpear la cara de Hao Jian.
—Zexi, no seas precipitado —. En ese momento, un estudiante de aspecto elegante salió del coche de He Zexi.
Inmediatamente, miró a Hao Jian con una sonrisa estampada en su rostro:
—Profesor Hao.
—¿Usted es? —Hao Jian frunció el ceño, sin tener ningún recuerdo de este joven.
—Nos hemos encontrado antes en el evento conjunto organizado por la Escuela de Negocios y el Hospital de Medicina China —le recordó el estudiante.