—¡Eh, preséntanos! —Hao Jian le dio un codazo a Chen Huojian.
—¿No sabes que es un impostor? —preguntó Chen Huojian sorprendido, preguntándose por qué Hao Jian, sabiendo que Li Tamade estaba engañando a la gente, aún planeaba unirse a ellos.
—Exactamente porque lo sabemos, por eso vinimos, para exponerlo —dijo Hao Jian.
—Quizás deberías reconsiderarlo, este Li Tamade es bastante lujurioso. Y con tantos de sus seguidores aquí, si le gustan tus compañeras, no hay manera de que puedan escapar.
Chen Huojian dudó un poco ya que Li Tamade había aprovechado más de una vez de las seguidoras, generalmente engañándolas primero y, si eso fallaba, forzándolas. De todos modos, siempre se salía con la suya con ellas.
Una vez que se unían al palacio del Emperador, esas seguidoras no tenían absolutamente ninguna autonomía.
—No te preocupes, solo preséntanos, nosotros nos encargaremos del resto —dijo Hao Jian despreocupadamente.