—¿Quién eres tú? —Yang Dong observó a Hao Jian con cautela. Por el hecho de que Hao Jian pudiera identificarlo con precisión y aun así no tomárselo en serio, supuso que Hao Jian debía ser una figura importante.
—¿Yo? ¡No eres digno de saber quién soy! —Hao Jian miró a Yang Dong con desdén.
Hao Jian ignoró la expresión sombría de Yang Dong y dijo lentamente:
—Aún no has respondido a mi pregunta. ¿Qué te hace pensar que Yuan Zhibang no es digno de ella?
—Yo puedo regalarle una bolsa LV nueva cada mes, ¿puede Yuan Zhibang hacer eso? —Yang Dong se rió con desdén.
—No —respondió Hao Jian con una sonrisa, siendo honesto. De hecho, era algo que Yuan Zhibang no podía hacer.
—Yo puedo conducir el BMW más nuevo para recogerla y llevarla a la escuela, ¿puede Yuan Zhibang hacer eso? —continuó Yang Dong con burla.
—Tampoco es posible —Hao Jian negó con la cabeza.
Los ojos de Sun Zihan se llenaron aún más de burla ya que las palabras de Yang Dong dolían precisamente donde debían.