Esta mujer cumplía con la fantasía de todo hombre sobre las mujeres, pero había solo un defecto, su comportamiento era demasiado frío.
Qin Bing, fiel a su nombre, era como un bloque de hielo, mirando a Hao Jian con una cara inexpresiva, sus ojos no traicionaban ni una pizca de emoción.
—Tú, ven conmigo —Qin Bing miró a Hao Jian y luego lo ignoró, caminando directamente hacia la salida.
—Maldición, ¿no es eso demasiado carácter? —Hao Jian se rió y lloró al mismo tiempo, volteándose para seguirla.
Hao Jian caminó detrás de Qin Bing a través del Hospital de Medicina China. Qin Bing ni siquiera lo miró, y mucho menos le habló, lo que hizo que la atmósfera fuera algo incómoda.
En este punto, Hao Jian decidió aligerar el ambiente y habló:
—Doctora Qin, pareces un poco malhumorada últimamente, respiras de manera errática, con los ojos inyectados en sangre. ¿Terminaste con tu novio?
—No tengo novio —Qin Bing se volteó, frunciendo el ceño.
