—¿En serio? Entonces te aseguro, la mayor sorpresa aún está por venir —dijo Hao Jian con un movimiento de cejas, provocativo.
El Quinto Viejo dejó de hablar, una sonrisa asesina formándose lentamente en las esquinas de su boca.
Dándose la vuelta, el Quinto Viejo caminó de regreso, diciendo:
—Acábenlo.
Antes de que pudiera terminar su frase, el Quinto Viejo sintió como si el mundo girara, aunque en realidad era él quien giraba.
—¡Bang!
Hao Jian estrelló con fuerza al Quinto Viejo sobre la mesa con un gancho de su brazo, burlándose:
—¡Esta es la sorpresa de la que hablaba!
—¡Rugido!
Todos los subordinados del Quinto Viejo rugieron con ira, revelando sus cuchillos y cargando hacia Hao Jian.
Los estudiantes que presenciaban la escena gritaron horrorizados y se apretujaron en un rincón.
La cara de Yang Dong se torció en una sonrisa feroz, pensando «si Hao Jian se atrevía a golpear al Quinto Viejo, ni siquiera un dios descendente podría salvarlo ahora».
