—Jefe Liu, ¿por qué tus hombres aún no han tomado acción? ¿Qué estás esperando? —Al ver a Liu Rizhao también parado allí, el hombre con lentes de montura dorada no pudo contener su frustración, pensando si esta gente no tenía cerebro, qué había que temer de un maldito debilucho.
¿Tomar acción? Al pensar en eso, Liu Rizhao inmediatamente recordó las consecuencias de la última vez que había mandado gente a ponerle las manos encima a Hao Jian y no pudo evitar estremecerse.
Sin atreverse a demorar, Liu Rizhao rápidamente se acercó a Hao Jian y luego le hizo una reverencia —Señor, en realidad... no estoy muy cercano a él, es solo un propietario de una de mis propiedades, usted... por favor no me culpe por esto.
Habiendo experimentado la humillación de correr desnudo previamente, Liu Rizhao estaba extremadamente precavido de Hao Jian, casi como si fuera una serpiente venenosa, y se apresuraba a desasociarse del hombre con los lentes de montura dorada, temiendo que Hao Jian se enojara.
