—Entonces, ¿esto significa que no hay lugar para la negociación? —Shu Ya observaba a Zhou Zixiong con una mirada fría, sintiendo un brote de molestia. Los accionistas estaban a punto de ceder, pero la interferencia de Zhou Zixiong los había vuelto en su contra.
Shu Ya sabía exactamente lo que Zhou Zixiong tramaba; Hao Jian no era más que un chivo expiatorio. Estaba presionándola deliberadamente, intentando avergonzarla frente a todos, lo que llevaría a los accionistas a dudar de sus capacidades de liderazgo.
Ella sabía que Zhou Zixiong siempre había estado insatisfecho con su posición como la presidenta, siempre buscando maneras de encontrarle faltas. Ahora, simplemente tenía una excusa para hacerlo.
—Mi postura es muy clara, si no lo despiden, venderé mis acciones. Si el personal de esta empresa se trata solo de nepotismo, no veo futuro en tal empresa. —Zhou Zixiong soltó esta bomba, usando el desarrollo de la empresa como un arma para apuñalar despiadadamente a Shu Ya.