—Así que puedo matarte directamente, ¿entiendes? —Hermano Huoniu maldijo por lo bajo. Al ver que Hao Jian aún se mostraba despreocupado, se enfureció.
—¡No puedes hacerlo, porque no eres más que basura! —Hao Jian resopló fríamente, luego su figura se desvaneció como una aparición.
—¡Dispárenle! —rugió Hermano Huoniu encolerizado.
…
—¡Crack! ¡Crack! —La fresca brisa vespertina se colaba por la habitación, acompañada del sonido de algo rompiéndose, crujiente y sangriento.
Hermano Huoniu y la joven mujer observaban horrorizados, ambos demasiado aterrados para hablar.
Hao Jian agarró a uno de los secuaces por la cabeza y la torció violentamente. Con un crujido "crack", la cabeza del hombre giró 360 grados al instante.
Luego, Hao Jian extendió su mano y agarró a otro gángster por el cuello, apretándolo ferozmente.
—¡Crack! —El cuello se rompió con un chasquido, y la cabeza del hombre cayó fláccida sin vida.
