—Un bar de mala muerte, ¿a quién le importa venir aquí? —Qian Shaohang se disgustó y, resoplando, recogió sus cosas y rápidamente salió del bar. Desde ese momento, él y estos antiguos amigos se convirtieron en completos extraños.
—Hmph, escoria —Che Xiaoxiao también frunció los labios, pensando lo afortunada que fue de no haberse enamorado de Qian Shaohang, de lo contrario su destino ahora sería desconocido.
—No te alteres por semejante escoria, vamos, bebamos. Hao Jian, hermano, gracias. Realmente te lo debemos esta vez —Situ Ming levantó su vaso para brindar por Hao Jian.
El ánimo de los demás no cambió con la salida de Qian Shaohang, al contrario, estaban bastante contentos.
Porque hoy habían hecho amistad con Hao Jian, alguien talentoso, digno y crucialmente, formidable en las peleas.
Si alguien se atrevía a molestarlos en el futuro, llamarían directamente a Hao Jian, y lo verían aniquilar a esas personas.
