—Vete ahora. No soy alguien a quien puedas provocar, y mis enemigos tampoco están dentro de tu capacidad para manejarlos. Si quieres reclutarme, primero evalúa si tienes las cualificaciones para hacerlo —dijo Hao Jian con una expresión fría.
Bai Suqin permaneció en silencio, el desarrollo de la situación ya había superado lo que ella podía decidir.
Bai Suqin deseaba mucho reclutar a Hao Jian, pero también le preocupaba que esto trajera grandes problemas a la Mansión Yanbo.
Después de todo, la Mansión Celestial Ye no era ningún asunto de risa; con una larga historia y un profundo legado, habían dominado Huaxia durante trescientos años. Sus salones estaban llenos de numerosos expertos, y no eran algo con lo que la Mansión Yanbo pudiese competir.
