—¡Detente! —gritó Guo Bixi.
Hao Jian entonces giró su cabeza para mirar a Guo Bixi, pero no cesó sus acciones; su pie permaneció plantado en el cuello de Zhuang Weixiong.
—¿No me escuchaste cuando te dije que te detuvieras? —dijo Guo Bixi con los dientes apretados, asombrada de que este chico se atreviera a desafiarla.
—Te escuché, pero estoy usando mi pie —Hao Jian miró hacia su propio pie.
Una chica con una cola de caballo no pudo evitar reír a carcajadas. No había esperado que Hao Jian hiciera un chiste en un momento como este.
—Guo Bixi instantáneamente lanzó una mirada gélida a la chica, quien, al ver a Guo Bixi mirándola, se asustó y bajó la cabeza.
—¿Crees que eres gracioso? —preguntó Guo Bixi, entrecerrando sus ojos con una mirada asesina.
—¡Por supuesto, el humor y el encanto son mis dos cualidades únicas! —afirmó desvergonzadamente Hao Jian, sin un ápice de vergüenza.
—¡Rompan una de sus piernas y luego échenlo fuera! —ordenó sombríamente Guo Bixi.
