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—¡Pfft! Nunca traicionaría al Grupo. Escorias —dijo Shu Ya en una furia increíble—, en aquel entonces mi abuelo y mi madre los estimaban mucho, los cultivaban y promocionaban, incluso les vendieron acciones. Sin embargo, ustedes se atreven a vender el Grupo así como así. ¿Cómo pueden hacerles esto?
—Inmediatamente después, Shu Ya señaló a uno de ellos:
—Accionista Lin, recuerde cuando debía millones en préstamos usurarios, ¿verdad? Si no fuera por mi abuelo que pagó su deuda, probablemente estaría hecho pedazos ahora, ¿no?
—Y tú, Accionista Wang, fue mi madre quien te prestó el dinero para el tratamiento de cáncer gástrico de tu esposa. Los trataban como amigos, ¿y aún así los traicionaste?
—Al oír esto, los accionistas mostraron desagrado en sus rostros.
—Todo eso es cosa del pasado. ¿De qué sirve traerlo a colación ahora? Los negocios son cuestión de ganancias, después de todo. Si todos nos pusiéramos sentimentales, ni siquiera necesitaríamos comer —replicaron.
