—Chu Zhixin, ¿has perdido la cabeza? Hao Jian solo estaba aplicando el medicamento porque mi pecho fue mordido por una serpiente venenosa para conseguirme el antídoto —dijo Cheng Weiwei indignadamente.
—¡Pah! Una víbora, creo que eso es una mentira y él aprovechándose de ti es la verdad. ¿Dónde está esa serpiente venenosa? Si es real, ¡atrápala y muéstramela! —Chu Zhixin aún no lo creía y gritó, lo cual no era sorpresa; ver a la mujer que le gustaba siendo aprovechada por otro naturalmente lo hizo sentir muy incómodo.
Cheng Weiwei rodó los ojos. Chu Zhixin simplemente estaba haciendo un escándalo por nada. La víbora que la había mordido había huido hace tiempo, probablemente hasta Malasia ya; ¿cómo podría ser encontrada?
—¿Quieres ver la víbora, eh? —Una sonrisa burlona cruzó los labios de Hao Jian mientras lanzaba algo detrás de él:
— ¡Aquí tienes!