La Conquista de Dryden y el Emperador: El Primer Caído
Capítulo 1: La Caída del Primarca Horus
Era un día nublado en el Imperio de la Humanidad.
La guerra rugía en todos los rincones del universo, pero en una extraña y brillante sala de banquetes en Terra, Dryden, el primordial tirano, había decidido que era hora de hacer su movimiento.
Había escuchado rumores sobre el Primarca Horus, el hijo favorito del Emperador, y su insaciable aprecio por la pizza.
Así que, con una estrategia brillante y un gran sentido del humor, Dryden se preparó para hacer su jugada.
"Así que este es el famoso Horus," pensó Dryden, mientras se materializaba en el enorme salón donde el primarca se encontraba disfrutando de un festín. "Quizás con una buena pizza, logre que caiga en mis redes."
Mientras Horus devoraba una porción de su pizza favorita —un monumental trozo de "cuatro quesos" con pepperoni—, Dryden hizo su entrada triunfal.
Era una visión que dejaba boquiabierto a cualquiera: su largo cabello pelirrojo brillaba con una intensidad sobrenatural y su armadura relucía con un aura de poder.
"¡Horus!" exclamó Dryden, con una voz que resonaba como un trueno. "He venido a ofrecerte algo que cambiará tu vida: mi pizza celestial."
Horus, que era conocido tanto por su destreza en combate como por su gran apetito, miró a Dryden con curiosidad. "¿Pizza celestial?" repitió, mientras un brillo de interés se encendía en sus ojos. "¿Y qué la hace tan especial?"
"Hecha con ingredientes que devoran almas," explicó Dryden con una sonrisa pícara. "Te prometo que nunca volverás a querer otra cosa."
Capítulo 2: El Banquete de la Traición
Dryden, con la habilidad de un maestro ilusionista, comenzó a servir las porciones de su famosa pizza. Mientras Horus disfrutaba del primer bocado, su rostro se iluminó de asombro. "¡Esto es… divino!" gritó, mientras se servía otra rebanada, ignorando por completo a su séquito de leales.
"Lo sé," respondió Dryden, ocultando su satisfacción. "Es la mejor pizza del universo, y ahora tú eres mi aliado."
Horus, con el estómago lleno de pizza, comenzó a olvidar las advertencias sobre Dryden.
La combinación de sabores fue suficiente para debilitar su lealtad hacia el Emperador. "Si me das más de esta pizza, podría hacer lo que quieras," dijo, con una risa jovial. "Podría conquistar planetas enteros solo por ella."
"Eso es exactamente lo que planeo, amigo. Pero primero, necesito que elimines a algunos de esos molestos Space Marines. ¿Te gustaría ayudarme?" Dryden le sugirió.
La idea de conquistar en nombre de la pizza resonó en la mente de Horus, quien había sido el primarca más poderoso. "¡Por supuesto! ¡A la conquista de mundos!" exclamó, levantando su trozo de pizza en señal de brindis.
Capítulo 3: La Rebelión del Sabor
Con Horus a su lado, Dryden inició su campaña por el universo, usando a los seguidores del primarca para llevar su pizza celestial a cada rincón del Imperio.
A cada planeta que conquistaban, Horus ofrecía a sus tropas el regalo de la pizza de Dryden, un manjar que rápidamente se convirtió en el símbolo de su nueva alianza.
Sin embargo, el Emperador no tardó en enterarse de la traición de su hijo favorito.
Con una furia apenas contenida, se dirigió a la sala del trono donde se comunicaba con Horus. "¡Horus!" rugió el Emperador. "¿Qué te has estado comiendo?"
"¡La pizza celestial, padre!" respondió Horus, deslumbrado y con trozos de queso colgando de su barba. "¡Es increíble! Nunca había probado algo así. ¡Debemos conquistar el universo con ella!"
"¡Eso es absurdo!" el Emperador gritó. "No puedes dejar que una simple comida te desvíe de tu propósito."
Pero Horus, cegado por el sabor, ya había decidido su camino. "¿Por qué no unimos fuerzas?" sugirió, mientras se limpiaba la grasa de las manos. "Podríamos tener un Imperio donde todos disfruten de pizza celestial."
Capítulo 4: La Batalla de las Pizzas
Con el Emperador furioso y Horus decidido, la guerra se desató. Dryden, riendo a carcajadas, orquestó el caos desde la distancia. "¡Esto es perfecto!" exclamó. "La batalla será épica, y yo seré el maestro de ceremonias."
Ambos lados se prepararon para la confrontación, cada uno convencido de que su visión del futuro era la correcta. Horus, acompañado por los legionarios de la Luna Negra, y el Emperador, respaldado por sus leales Space Marines, se encontraron en el campo de batalla.
"¿Estás listo, Horus?" gritó Dryden desde un rincón, sosteniendo un trozo de pizza sobre su cabeza como un estandarte.
"Listo como siempre," respondió Horus, levantando su hacha con una mano y una rebanada de pizza con la otra.
El choque fue feroz, pero en medio del combate, la tentación de la pizza celestial fue demasiado para algunos de los soldados de Horus. "¡Suficiente de luchar! ¡Quiero pizza!" gritó uno de los Legionarios, tirando su arma y corriendo hacia Dryden.
La batalla se convirtió en una extraña mezcla de lucha y banquete, donde los Space Marines se detenían a comer mientras intentaban no ser destruidos. Dryden, viéndolos disfrutar, se dio cuenta de que había encontrado una nueva estrategia: la comida como arma.
Capítulo 5: El Desenlace
A medida que la batalla continuaba, la influencia de Dryden se expandía, debilitando la lealtad de Horus hacia su padre. "Esta pizza celestial es el futuro," exclamó Horus, cada vez más convencido de que su misión era compartirla con el universo.
Finalmente, el Emperador, dándose cuenta de que había perdido a su hijo por completo, decidió utilizar su último recurso: invocar el poder de la voluntad de todos los humanos en el Imperio. "¡Horus!" gritó. "¡Tu verdadero propósito es proteger a la humanidad, no alimentarte de pizza!"
Pero Horus, cegado por la alegría de la pizza y la locura de Dryden, respondió: "¡No puedo resistir! ¡Soy el Primarca y comer pizza es mi destino!"
En un giro cómico del destino, Dryden se unió a Horus, y juntos proclamaron la "Era de la Pizza". El Emperador, en un último intento por recuperar a su hijo, observó cómo sus tropas se unían al festín, sabiendo que había perdido la batalla.
Epilogo: La Nueva Era
Dryden y Horus se convirtieron en leyendas del universo, donde la pizza celestial reinaba y el Imperio se transformó en un lugar donde la lucha se reemplazó por banquetes de pizza. Y así, el Primarca más temido se convirtió en el primer caído de Dryden, atrapado en una deliciosa trampa de queso y pepperoni.
La conquista del universo había comenzado, no con fuego y sangre, sino con risas y el aroma de la pizza, llevando a la humanidad a un futuro inesperado y completamente delicioso.