La vida en Axel había seguido su curso, aunque llena de eventos inesperados y momentos inolvidables. Habían pasado varios décadas desde la última vez que los miembros de Axis se habían enfrentado a peligros realmente mortales. Y aunque la rutina parecía haber regresado a la normalidad, el paso del tiempo había traído consigo nuevos desafíos, algunas sorpresas, y muchos cambios en las vidas de Eren, Aqua, y su grupo de amigos.
Aqua, sentada en el comedor de la mansion de Eren, sorbía su taza de té mientras narraba los eventos más recientes a Eren, quien escuchaba distraído mientras acariciaba una foto de sus hijos. De Derecha a Izquierda del mayor al Menor, Zell, el Hijo que tuvo con Aqua, Mika, la Hija que Tuvo con Historia, Zek, El hijo que tuvo con Ymir cuando Historia le invito, y por ultimo Luna, La Hija que tuvo con Aqua.
Aqua: (suspira) "...Y después de toda esa confusión con Duke, el tipo resultó ser un ángel caído, ¿puedes creerlo? Pensó que podía reemplazar a Wiz como general del Rey Demonio porque creía que su puesto estaba vacío por su... 'inactividad'"
Eren: (sin levantar la vista) "¿Y qué pasó con él?"
Aqua: "Pues claro, se transformó en un lich, como era de esperarse. Por suerte, me encargué de él con un exorcismo adecuado. No sé qué se le pasó por la cabeza, pero al final no fue una amenaza. Sólo otro lunático más."
Eren: (arqueando una ceja) "¿Un ángel caído intentando reemplazar a Wiz? Parece el tipo de problema que atrae tu presencia."
Aqua: (fingiendo ofenderse) "¡Oye, yo no estoy diciendo que busco problemas, simplemente los problemas me encuentran! ¡Yo soy una diosa muy importante, no puedo evitar que personas como esa intenten desafiarme!"
Eren sonrió, sabiendo bien que la vida de Aqua estaba llena de situaciones absurdas y cómicas, pero la diosa siempre lograba salir adelante.
Aqua: "Y hablando de problemas, ¿recuerdas la prueba para Yunyun? Ella pasó varias pruebas para ser la nueva líder de los Magos Carmesí. Fue un desastre, por cierto, porque nadie parecía saber cómo lidiar con el hecho de que ahora ella estaba tomando el mando."
Eren: "Sí, parece que la pobre no tiene mucha suerte con los magos carmesí."
Aqua: "En fin, como si eso no fuera suficiente, apareció Seresdina. Esta sacerdotisa de Regina, con su poder mental, logró tomar control de todos los habitantes de Axel. Un desastre, pero afortunadamente Eren se encargó de ella."
Eren: (resopla) "Su poder de reflejar el caño que el causaran fue impresionante. Aunque, bueno, mi habilidad de regeneración me ayudó a resistir."
Aqua: (con tristeza) "Sí, lo sé... Pero lo peor vino después. Seresdina fue tan buena infiltrándose que, aunque la derrotamos, cai una crisis de existencia. Me sentí tan... perdida. Al final, decidí irme con mis seguidores de Axis a enfrentar al Rey Demonio."
Eren: (mirando a Aqua con seriedad) "¿Así que decidiste enfrentarte al Rey Demonio sola?"
Aqua: (asintiendo) "Sí, Eren. Necesitaba hacerlo. Fue mi forma de tomar control de mi destino. No quiero ser una diosa que dependa de otros, aunque...
Eren: (curioso) "Sí, Te segui, Venci al Rey Demonio, El que se apellidaba Ackerman. Pedí de deseo que pasaras un mes al año en Axel la familia. No sabía si te gustaria, pero al menos... quería que estuvieras con los niños durante ese tiempo."
Eren sonrió, aunque con un dejo de tristeza en los ojos. La relación con Aqua había tenido sus altibajos, pero ahora, más que nunca, parecía que el tiempo juntos era un lujo que ambos valoraban.
Aqua: "Y... cuando volví, acepté tu propuesta de tener una relación abierta, pero bajo mis propias condiciones, ¿te acuerdas?"
Eren: (asintiendo) "Sí, lo recuerdo. Las condiciones eran claras. Me sorprende que Historia y Ymir cumplieran esos requisitos"
Aqua: "Bueno, ahora estamos aquí. Pero ¿qué me dices de los hijos? Zek, Mika, Zell, Luna... ya son grandes, ¿verdad? El tiempo pasó tan rápido, y ahora ni siquiera se llevan bien conmigo. Ni siquiera con sus propios padres."
Eren: (en tono melancólico) "Sí. Los chicos se hicieron independientes rápidamente. Y... aunque en parte me siento orgulloso, también me duele que hayan crecido tan distantes."
Aqua: "No es solo que crecieran, Eren. Es que, para ser sincera, me da miedo que nos hayamos distanciado tanto. Que mi rol de diosa me haya hecho ser más distante de ellos. He fallado como madre. Aunque tú... tú también tienes algo que ver."
Eren: (con una ligera sonrisa) "Nosotros dos sabemos que no hemos sido los mejores ejemplos de familia. Pero todos estan vivos, ¿no?"
Aqua: (mirando a Zell con ternura) "Sí... Pero que no sea de la orden de Axis. Eso me mata por dentro."
Eren: (con voz firme) "No todo está perdido, Aqua. "
Aqua se quedó pensativa, recordaba como Zell jugaba alegremente de niño, sin la más mínima preocupación. Los niños de Eren, su familia, seguían su propio camino, pero para Aqua, el tiempo pasado parecía dejar un vacío.
La conversación se desvió hacia otros temas triviales,
Al final, Aqua pensó en la vida que había llevado y cómo la inmortalidad le daba una perspectiva diferente. Decidió que, por ahora, estaría feliz con los momentos que le quedaban, aunque no pudiera tener a todos a su lado para siempre.
En una sala de reuniones de la Corporación Kisaragi, los agentes más poderosos se encontraban reunidos. Astaroth, Belial, Lilith y el comandante Rokugo, Agente de Combate 6, estaban a punto de discutir el futuro de sus conquistas interplanetarias. La sala era moderna, austera y llena de pantallas digitales que parpadeaban con información confidencial.
Astaroth, con su habitual postura recta y profesional, se adelantó mientras sostenía un documento en sus manos. La ligera frustración era visible en su rostro, a pesar de que se mantenía en su usual fachada fría y calculadora.
Astaroth: (mirando a Rokugo) "Rokugo, felicidades por el éxito en la conquista de la mitad del planeta. La Corporación Kisaragi está muy satisfecha con tu desempeño. Sin embargo... no puedo evitar sentir un ligero malestar al saber que durante tu estancia allí, te distanciaste demasiado de los protocolos establecidos. En especial, me refiero a tu relación con la sacerdotisa local, Grimm."
Rokugo, que se encontraba reclinado en su silla con una expresión indiferente, apenas levantó la mirada. Había algo en Astaroth que le molestaba, aunque no lo demostraba.
Rokugo: (con tono relajado) "¿Sabes lo que dicen? 'Si las reglas no se ajustan a la situación, entonces la situación debe ajustarse a las reglas'. Grimm fue útil para los avances en el proceso de conquista. No hice nada que no fuera necesario."
Astaroth: (con frialdad) "Tus métodos no están en duda, Rokugo. Pero tu comportamiento, ¿debería ser una constante para tus futuras misiones? No es sólo por el caso Grimm, sino por lo que esto representa. ¿Crees que el tiempo entre tu misión de conquista y tus 'excesos personales' no afectó a tu rendimiento general?"
Rokugo no respondió de inmediato, tomando una breve pausa antes de hablar, claramente ya cansado de la conversación.
Rokugo: "Entiendo lo que dices. No voy a discutir el asunto más. Pero, honestamente, necesito unas vacaciones. Ya he conquistado dos planetas... dos, ¿entendido? Necesito tiempo para recargarme."
Lilith, que hasta ese momento había estado observando en silencio, intervino con una mirada desafiante, sus ojos brillando con indiferencia.
Lilith: (con una sonrisa traviesa) "Lo siento, pero no habrá vacaciones para ti, Agente 6. En este momento, tu trabajo es demasiado importante. La Corporación ha decidido que tienes una nueva misión. Un planeta que quedó pendiente después del fracaso del Agente 22...
Rokugo arqueó una ceja, y por un momento, se quedó en silencio.
Rokugo: (susurrando para sí mismo) "
¿Ese lugar de fantasía y caos?"
Belial: (con tono serio) "Exactamente. Sabemos que el Agente 22 falló en esa misión, pero esta vez, con tus capacidades, debería ser diferente. Queremos que termines lo que él comenzó."
Astaroth: (con una mirada evaluadora) "La situación en Konosuba no es sencilla. Habrá resistencia. No subestimes ese planeta."
Rokugo respiró profundamente, sintiendo la presión de la nueva misión. El cambio de tono en la sala lo hizo sentir aún más agobiado. Estaba cansado. Necesitaba algo más que trabajo, pero no parecía haber descanso para él.
Rokugo: (resignado) "¿Y qué más hay? ¿Qué se supone que haga con mi equipo?"
Lilith: "Hemos asignado a una nueva asistente para ti, una niña androide llamada Alice. Ella será tu asistente personal durante la misión."
Rokugo: (con incredulidad) " Otra Alice" Oigan, extraño a la anterior desde el incidente con Hiigari.
Belial: (sonriendo de manera cómplice) "Sí, lo sabrás pronto. Pero, además de Alice, puedes elegir a alguien más para acompañarte. Esta es una oportunidad para que utilices a otro agente si lo deseas."
Rokugo miró a los tres, sabiendo que no tenía opción. A pesar de sus quejas, la misión era lo único que realmente importaba, y si quería algo de apoyo, tendría que elegir a alguien.
Rokugo: (con tono serio) "Bien. Elegiré a alguien, pero esto... es la última vez que hago una misión sin descanso. Después de esta, tengo derecho a unas vacaciones, lo prometo."
Astaroth: "Eso lo veremos. La misión es lo primero. Si la completes de manera satisfactoria, discutiremos otros acuerdos."
Rokugo asintió, resignado a su destino. Sabía que era un agente de combate, y como tal, su propósito era conquistar, no descansar. A pesar de que la conversación había sido tensa, se levantó de su silla.
Rokugo: (mirando a sus superiores) "Entendido."
Astaroth, Belial y Lilith asintieron en silencio. Mientras Rokugo salía de la sala, Astaroth observó cómo se marchaba con una mirada pensativa.
Astaroth: (en voz baja, para sí misma) "Espero que esta vez puedas mantener tus prioridades en orden, Rokugo. Este trabajo requiere mucho más que habilidades de combate... requiere control."
Mientras tanto, en otro rincón de la sala, Lilith dejó escapar una pequeña risa mientras veía el cansancio en los ojos de Rokugo.
Lilith: (en voz baja a Belial) "Pobre Rokugo, el que no puede tener ni un solo respiro."
Belial: (sonriendo) "Nunca hay descanso para los verdaderos Combatientes."
Rokugo caminaba por los pasillos de la sede de la Corporación Kisaragi con paso firme, su rostro serio pero un tanto cansado. Los últimos días habían sido una mezcla de tensión y caos, pero la misión que tenía por delante no era algo que pudiera evitar. La idea de un nuevo planeta por conquistar lo impulsaba, aunque el precio por hacerlo le dejaba una sensación amarga.
Se detuvo frente a la puerta de la sala de descanso de los Agentes de Combate. Adentro, el hombre tigre, Rose y Viper estaban reunidos, como siempre, compartiendo un descanso entre misiones. Todos se giraron al escuchar el sonido de la puerta al abrirse.
Hombre Tigre: (sonriendo de manera feroz) "Rokugo, parece que finalmente te van a mandar al campo de batalla otra vez. ¿Seguro que no quieres quedarte por aquí con nosotros? Al menos podrías tomarte una buena cerveza antes de irte."
Rose: (levantando una ceja con una sonrisa burlona) "Tienes esa mirada de 'misión urgente'. Deberías relajarte un poco, amigo. Un par de días no te matarían."
Viper, quien hasta ese momento había permanecido en silencio, miró a Rokugo con su expresión enigmática, como si intentara leer más allá de su apariencia. Su voz, suave pero firme, rompió el ambiente.
Viper: "No te harás más viejo por quedarte quieto, Rokugo. Aunque, por lo visto, esta misión no te da opción para descansar."
Rokugo sonrió ligeramente, asintiendo mientras pasaba su mirada por cada uno de ellos. Sabía que no había nada más que decir. La vida de un agente de combate no le ofrecía muchas opciones.
Rokugo: (en tono relajado) "Supongo que no, amigos. Pero no me preocupo. Lo que me pasa es que... es extraño. Extraño a la antigua Alice, la que me ayudó a conquistar el planeta desértico. Ella... parecía diferente. No sé, tal vez los recuerdos me están jugando una mala pasada."
Rose le lanzó una mirada curiosa, mientras el Hombre Tigre dio una risa profunda.
Hombre Tigre: "No te preocupes por eso, Rokugo. Siempre hay nuevas caras, nuevas personas. Alice no será la última."
Pero Rokugo no parecía estar escuchando. Su mente viajaba de vuelta al desierto, al momento en que Alice había sido su compañera en el campo de batalla. Con un suspiro, se giró para dirigirse al último lugar en el que quería estar, pero sabía que debía hacerlo: la habitación de Grimm.
Al entrar, Grimm estaba allí, sentada en su silla de ruedas, observando el interior de la habitación. Había algo casi trágico en su postura, su rostro severo pero con un atisbo de cansancio. Rokugo se acercó a ella con la intención de despedirse, pero cuando ella lo vio, su mirada se endureció inmediatamente.
Rokugo: (con tono amable) "Grimm... quería despedirme de ti antes de irme. Sabes, por todo lo que pasamos juntos..."
Grimm, sin levantar la vista, movió la silla de ruedas hacia un lado, apartándose de Rokugo.
Grimm: (con frialdad) "Agradece que no te mande una maldición que te mate o te deje inválido. Eso es lo que mereces, Rokugo."
Rokugo se quedó en silencio por un momento, sonriendo de manera sardónica. La respuesta de Grimm no le sorprendía, pero aún así le dolía un poco. A pesar de todo, había tenido momentos agradables con ella, momentos en los que sentía que había algo más que solo conquista y traiciones.
Rokugo: (riéndose suavemente) "Siempre tan dramática... No me vas a perdonar, verdad? "
Grimm no respondió, y eso le dio la confirmación a Rokugo de que no podía esperar nada más de ella. No podía cambiar el pasado, solo seguir adelante con lo que tenía. Al menos, podría despedirse con una sonrisa.
Con un último suspiro, Rokugo se dio la vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Sabía que las despedidas no servían de nada en este mundo, pero aún sentía la necesidad de hacerlo. A veces, lo único que quedaba era seguir adelante.
Al llegar a la sala de operaciones, Rokugo vio a Alice, la nueva androide asignada para la misión, de pie frente a la máquina de teletransportación. A pesar de que era una máquina avanzada, Rokugo no dejaba de sentirse incómodo con el proceso. Aún recordaba el primer transporte fallido que lo dejó suspendido a miles de metros del suelo, algo que jamás olvidaría.
Lilith, que estaba de pie cerca de la máquina, le dirigió una sonrisa. Su tono era casi burlón mientras observaba a Rokugo prepararse para el salto.
Lilith: (con tono juguetón) "No te preocupes, Rokugo. Esta vez no serás teletransportado a 3000 metros en el aire. Te va a salir mucho mejor. Sólo unos metros, sin tantas complicaciones."
Rokugo asintió, sin muchas ganas de discutir. Se puso el equipo de combate y se ajustó el casco, mirando a Alice, quien se mantuvo quieta, mirando con su típica expresión vacía.
Rokugo: (mirando a Alice) "Vamos, Alice. Este planeta no se va a conquistar solo."
Alice asintió de manera casi mecánica y se colocó junto a él. Ambos entraron en la máquina de teletransportación, listos para el salto.
Un par de segundos después, el aire frío del bosque de Konosuba les dio la bienvenida. La sensación de ser transportado a un planeta nuevo no había cambiado, pero ahora, al estar más cerca del suelo, la presión era mucho menor. Los dos cayeron suavemente sobre el suelo, aterrizando en el bosque cercano a Axel. Rokugo se levantó rápidamente, observando el entorno con sus ojos entrenados, mientras Alice también se ponía de pie, esperando instrucciones.
Rokugo: (mirando alrededor) "Aquí estamos
Alice: (sacando una jeringa con un líquido de tono verde) "Rokugo, antes de avanzar, necesitarás esto. Es una dosis de anticuerpos biónicos. Te protegerán contra las enfermedades locales."
Rokugo: (mirándola con una ceja levantada) "¿Anticuerpos? Ah, claro, no vaya a ser que este planeta tenga algo raro que me haga caer muerto. Bien, hazlo rápido."
Alice, sin mostrar emoción, inyecta el fluido en el brazo de Rokugo, quien apenas se inmuta. El agente siente una breve sensación de calor recorriendo su cuerpo, pero rápidamente vuelve a la normalidad. Juntos continúan su marcha a través del bosque, hasta que finalmente llegan a la vista de una ciudad con torres bajas y casas de estilo medieval.
Rokugo: (recordando mientras observa Axel desde la distancia) "Así que esta es la famosa ciudad de Axel… Según el informe del Agente 22, es 'la ciudad más peligrosa y, al mismo tiempo, la más tranquila'. Menuda contradicción.
Mientras entran a la ciudad, los habitantes los observan de reojo, sorprendidos por la ropa militar de Rokugo, en contraste con sus propias vestimentas medievales.
Rokugo: (en tono pensativo) "El reporte decía que los locales no se impresionan demasiado por la ropa… Tal vez esta sea otra de las 'ventajas' de estar en una ciudad como esta."
Alice: "Ajustaré tu chip de lenguaje, así podrás comunicarte con los nativos sin problemas."
Rokugo siente una breve vibración en su cráneo y, de repente, todos los letreros, las conversaciones y hasta las voces de las personas a su alrededor comienzan a tener sentido. Con una pequeña sonrisa satisfecha, se dirige hacia una gran edificación al final de la calle principal: el gremio de aventureros.
Al entrar al gremio, Rokugo y Alice se abren paso entre una multitud de aventureros que conversan, beben y discuten sobre las próximas misiones. Rokugo observa el ambiente con una mezcla de interés y cautela mientras se dirige a la barra.
Rokugo: "Una cerveza. Y para ella también."
La camarera, una mujer robusta y de sonrisa alegre, los mira de arriba abajo antes de fruncir ligeramente el ceño.
Camarera: "¿Tienen con qué pagar?"
Alice se adelanta, mostrando su expresión inmutable mientras improvisa.
Alice: "En realidad… somos viajeros de muy, muy lejos. Nos robaron en el camino y no tenemos nada con qué pagar."
La camarera los mira con sospecha, pero luego su expresión se suaviza, como si estuviera acostumbrada a situaciones similares.
Camarera: (encogiéndose de hombros) "Sin dinero, no hay cerveza. Pero aquí en Axel, encontrar trabajo es fácil. Si están interesados, siempre hay vacantes de albañiles y demás trabajos manuales."
Rokugo hace una mueca, recordando las palabras del informe de Agente 22 sobre los "trabajos de supervivencia" en este mundo y cómo terminó haciendo labores de construcción al inicio de su misión.
Rokugo: (murmurando) "¿De verdad? ¿Trabajos de albañilería…?
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Rokugo se encontraba en una construcción, mezclando mortero y levantando ladrillos bajo el inclemente sol. Al mirar hacia un lado, veía a Alice, quien, a pesar de su actitud estoica, no hacía gran cosa debido a su limitada fuerza de "niña". Sus intentos de levantar ladrillos y cargar herramientas eran casi cómicos, y más de un albañil le lanzó una mirada de reprobación.
Rokugo: (suspirando mientras acomoda un ladrillo) "Vaya ayuda, Alice. ¿No podían hacerte al menos un poco más fuerte? Podrías aligerarme un poco el trabajo."
Alice: "Mi diseño fue optimizado para soportar sistemas avanzados de inteligencia, no para trabajos físicos pesados."
Rokugo intentó buscar algún signo de humor en su tono, pero la androide seguía igual de seria. Mientras trabajaba, recordaba la descripción del agente 22 sobre Axel, mencionando que aquí cualquiera podría de repente hacer cosas extraordinarias, como levantar paredes de un solo golpe o mover agua con magia. Sin embargo, después de horas de trabajo manual, su esperanza de ver algo fuera de lo común ya había desaparecido. Todo el día fue una experiencia tediosa, sin un solo hechizo de hidroquinesis ni una pizca de magia.
Cuando terminó la jornada, contaba sus monedas con frustración. Apenas le alcanzaba para un poco de pan y una jarra de agua. Fue al mercado, compró lo necesario, y luego se dirigió a preguntar en las posadas de la zona. En cada lugar le daban la misma respuesta: alojamiento caro, casi imposible de pagar con el sueldo diario de un albañil.
Posadero: "Si estás corto de dinero, siempre puedes dormir en los establos de Axel. No es gratis, pero mucho más barato que una cama."
Rokugo: (con resignación) "¿Los establos…? ¿Esto es en serio?"
Alice: "Parece que las condiciones de vida aquí no son tan diferentes a las que enfrentó el Agente 22 en su momento. Quizá deberíamos considerar ese alojamiento temporal hasta que reunamos fondos suficientes para algo mejor."
Rokugo: (exasperado) "¡Genial! Aquí estoy, un agente de élite de Kisaragi, dormirá en un establo como si fuera un… aventurero en apuros."
Sin otra opción, se dirigió al lugar que le habían indicado, donde le cobraron una tarifa mínima y lo guiaron hacia un rincón oscuro del establo. Mientras se recostaba en una cama de paja, miró hacia el techo, pensando en lo mucho que su misión había comenzado a parecerse a una serie de desventuras improvisadas.
Rokugo: (mirando al techo) "Si Astaroth me viera ahora, creo que se moriría de risa. Es como si este planeta conspirara para hacerme la vida lo más incómoda posible."
Alice, quien estaba de pie junto a él, lo observaba con la misma calma de siempre.
Alice: "Rokugo, es preferible que intentes descansar. Mañana podríamos reunir más información sobre los recursos y potencialidades de Axel."
Rokugo: "Sí, claro… más albañilería. Ya sabes, Alice, cuando termine esta misión, no solo quiero vacaciones. Exijo unas con spa incluido."
Cerró los ojos, resignado, mientras Alice mantenía su vigilancia en silencio.
Al día siguiente, Rokugo volvió a la obra, con la misma rutina agotadora de albañilería. De nuevo, no observó ninguna hazaña sobrenatural o muestra de magia entre sus compañeros de trabajo. Empezaba a pensar que el agente 22 había exagerado o se había burlado de él con esas descripciones de "aventuras mágicas" y gente capaz de levantar edificios con hechizos.
Al salir de la construcción con su paga del día, se dio cuenta de que necesitaba algo más que pan para saciar su hambre y decidió probar suerte en el bosque cercano para cazar algo. Sin embargo, tan pronto como pisó el área arbolada, comenzó a notar cosas extrañas.
Primero fue una flor. Al acercarse, la planta se sacudió y, para sorpresa de Rokugo, sacó pequeñas raíces como patas y salió corriendo en dirección opuesta.
Rokugo: (mirando la flor escaparse) "¿Qué demonios fue eso? ¡Una flor con patas! No lo puedo creer..."
Poco después, intentó arrancar unas lechugas de un claro, solo para que estas también se defendieran: de la tierra surgieron más lechugas que saltaron hacia él, lanzándole golpes improvisados con sus hojas en una especie de ataque coordinado.
Rokugo: (dando un paso atrás y sacudiéndose las lechugas) "¡¿Me están atacando unas malditas verduras?! ¡Es oficial, este planeta está loco!"
Alice, quien lo había seguido en silencio, observó la escena con su típica calma analítica.
Alice: "Rokugo, según los informes del agente 22, este tipo de flora es común en esta región. Debe estar preparado para enfrentar plantas y vegetales hostiles."
Rokugo: (exasperado) "¡Eso me hubiera sido útil antes de ser emboscado por un grupo de lechugas rabiosas! Este lugar tiene escrito 'locura' por todas partes."
Recuperando la compostura y alejándose del claro, Rokugo decidió que por el momento sería mejor evitar el bosque. Sin comida más que el pan que había comprado, se dirigió de vuelta a Axel, ya casi resignado a una noche más en los establos.
Mientras se acomodaba en la paja para dormir, repasó mentalmente los eventos del día. Por primera vez, empezó a creer en serio en el extraño informe del agente 22 y su advertencia sobre lo impredecible de este mundo.
Rokugo: (mirando al techo de madera del establo) "Tal vez el loco del agente 22 no exageraba tanto… Si me atacan unas papas al día siguiente, voy a perder la cabeza."
Esa noche, mientras Rokugo intentaba dormir en el establo, sintió una extraña incomodidad, como si algo le faltara. Después de un rato, lo entendió: desde que había llegado a este planeta, no había molestado a ninguna chica para ganar sus famosos "puntos malos". Esto era raro, considerando que acumular puntos le permitiría canjearlos por equipo o mejoras de Kisaragi mediante su brazalete mini-transportador.
Entonces recordó un detalle crucial. Hace tiempo, en el planeta 407, había jugado con los sentimientos de la sacerdotisa Grimm. Al enterarse ella de que solo era "la otra" y no su novia oficial, Grimm le había lanzado una maldición. De la nada, había eliminado completamente su libido, dejándolo incapaz de disfrutar ese tipo de placer.
Rokugo: (gruñendo para sí mismo) "Maldita Grimm… Me lanza una maldición y me deja aquí sin poder ni ganar mis puntos malos en paz."
Resignado, volvió a su rutina como albañil, trabajando durante una semana completa, sin notar nada particularmente extraordinario. Ya cansado y sin expectativas, finalmente decidió renunciar a la albañileria.
Decidido a probar suerte con el gremio de aventureros, se dirigió hacia allí con Alice.
Al llegar al gremio, la lista de misiones en el tablón le resultó decepcionante. Nada parecía realmente desafiante, y desde luego, no había nada que pareciera acercarse a las hazañas descritas por el agente 22. Alice, tomando la iniciativa, preguntó a la recepcionista si tenían alguna misión de cazar sapos gigantes.
Recepcionista: (con una sonrisa amable) "Oh, hace unos veinte años que no ha sido necesaria ninguna misión para cazar sapos gigantes. Desde la derrota del Rey Demonio, los monstruos han disminuido en tamaño y en poder considerablemente."
Rokugo: (cruzado de brazos, suspirando) "Rey Demonio… Claro, en este mundo también hay uno. Eso no es nada nuevo."
Recepcionista: "Hubo como trece reyes demonio hace unos veinte años. Hoy en día, no hay ninguno, solo algunos candidatos aspirando al título. Los que los vencieron en su momento fueron reconocidos héroes, poderosos hechiceros, valientes guerreros, sacerdotes… y el sujeto que está allá en la mesa."
La recepcionista señaló a un hombre sentado solo, comiendo de manera despreocupada. Era un hombre de mediana edad, con la mirada cansada, pero claramente fuerte, con un aire de melancolía.
Rokugo: (mirándolo de arriba abajo, con una ceja alzada) "¿Ese tipo? ¿El que parece a punto de quedarse dormido en su sopa?"
Recepcionista: (asintiendo) "Él es Eren Jaeger, el héroe que derrotó al Rey Demonio local. En sus días de gloria, la gente lo consideraba un guerrero legendario."
Sin darle mucha importancia, Rokugo giró la vista hacia la pared del gremio, donde había un retrato de Eren en su juventud. En la imagen, lucía mucho más joven, con una expresión de determinación feroz y un brillo de rebelión en los ojos. Rokugo, al leer el nombre "Eren Jaeger" en la placa, sintió que algo dentro de él se helaba. Recordó haber estudiado sobre ese mismo nombre en los informes de el planeta desertico: Eren Jaeger, el revolucionario responsable del "Retumbar" que arrasó con naciones enteras antes de su muerte, hacía siglos.
Rokugo: (murmurando para sí mismo, incrédulo) "…No puede ser. Ese tipo murió hace siglos en otro planeta. Esto tiene que ser una coincidencia, ¿verdad?"
Alice lo miró, captando su confusión, pero antes de que pudiera decir algo, Rokugo sacudió la cabeza, despejándose. Necesitaba confirmar más antes de hacer suposiciones
Aún impactado por la posibilidad de que este "Eren Jaeger" fuera el mismo del que hablaban las leyendas de su planeta natal, Rokugo se dirigió a investigar más sobre el héroe local y su historial de misiones. Pronto descubrió que Eren no solo tenía el récord de más misiones completadas a nivel mundial, sino que ostentaba títulos como "Cazador de Dragones" y "Héroe de Guerra". Pero lo que realmente inquietó a Rokugo fue ver que en su lista de habilidades estaba "Titán", el mismo término usado para designar a las criaturas del planeta desértico que él mismo había conquistado.
Decidido a averiguar más sobre el sistema de aventureros de este mundo, Rokugo optó por registrarse en el gremio. Se acercó a la recepcionista y eligió una misión sencilla: cazar al "Cazanovatos", un monstruo conocido por emboscar a aventureros inexpertos. La recepcionista le indicó que colocara su mano sobre una esfera mágica para completar su registro. Aunque insistió en presentarse como "Sentōin Roku-gō", la esfera reveló su verdadero nombre: Yusuke Shirai.
Recepcionista: (sorprendida al ver la información) "Vaya, sus estadísticas son impresionantes, señor Shirai. De hecho, son las más altas que hemos visto en veinte años. Solo las superan las del héroe Eren Jaeger… y las de su esposa, Aqua."
Rokugo: (frunciendo el ceño, recordando sus misiones anteriores) "Tsk… estadísticas, poderes… ¿Qué tiene de especial este tipo?"
Sin esperar más explicaciones, Rokugo pidió rápidamente la clase de "Maestro de la Espada", simplemente porque era la primera opción que vio. Sin interés en los detalles adicionales, tomó el volante con la misión y se dirigió con Alice hacia la cueva del Cazanovatos.
En el camino, se encontraron con un grupo de goblins que parecían ser esclavos del Cazanovatos, quienes intentaron emboscarlos en medio del bosque. Rokugo notó rápidamente la astucia del monstruo, que había dispuesto a los goblins como cebos y señuelos. Sin embargo, con la fuerza sobrehumana que le otorgaba su traje y la ayuda de un rifle de caza que Alice canjeó usando sus puntos malos, Rokugo eliminó a los goblins y se internó en la cueva.
Finalmente, el Cazanovatos apareció: un enorme tigre blanco, con la inteligencia suficiente para organizar trampas y estrategias. Pero Rokugo, acostumbrado a enfrentar criaturas de tamaños y poderes abrumadores en el planeta desértico, lo despachó sin mucho esfuerzo.
Rokugo: (limpiándose el polvo de su ropa tras eliminar al tigre) "He peleado con cosas peores en el desierto. Esto fue un calentamiento."
Alice asintió, observando cómo la misión había sido completada con facilidad, y registró los resultados en su chip. Rokugo se sentía satisfecho, aunque en el fondo seguía cuestionándose cómo era posible que un mundo tan "tranquilo" como el que describía el reporte del agente 22 tuviera leyendas y personajes con habilidades tan similares a las de su planeta conqusitado.
Tras completar la misión y recibir la recompensa, Rokugo caminaba de regreso al gremio, esperando, en cualquier momento, ver a algún habitante local lanzando explosiones o desatando un caos masivo como el que el agente 22 había descrito en su reporte. Sin embargo, la ciudad seguía tan tranquila y pacífica como siempre, sin señales de magia alocada ni villanos atacando al azar.
Al pasar por los campos cercanos a Axel, Rokugo no pudo evitar notar la cantidad de cráteres repartidos por el área. Parecía como si alguien hubiera lanzado bombas en el mismo lugar día tras día, dejando enormes marcas en el paisaje. Aunque no había explosiones recientes, los cráteres le recordaban que, en algún momento, este lugar probablemente fue el escenario de muchas batallas o… experimentos mágicos no tan controlados.
Rokugo: (frunciendo el ceño) "¿Quién diablos estuvo bombardeando este lugar? Si esto fue cosa de aventureros, ya empiezo a entender por qué el agente 22 decía que esta ciudad era una mezcla entre pacífica y peligrosa."
Esa noche, de regreso en los establos donde había decidido dormir para ahorrar dinero, Rokugo se sentía inquieto. Miraba su brazalete mini-transportador, que mostraba que sus puntos malos estaban peligrosamente bajos. Sin ellos, no podría canjear equipamiento de Kisaragi. Por más que intentaba, no sentía ningún impulso de hacer alguna travesura que le diera puntos, y era consciente de quién era la culpable de su falta de motivación.
Rokugo: (gruñendo para sí mismo) "¡Maldita Grimm! Esa maldición de libido es peor de lo que pensé. No puedo hacer nada para ganarme puntos malos si no siento ganas de fastidiar a nadie."
Alice, que estaba de guardia, lo miró de reojo mientras él refunfuñaba en la oscuridad, sin entender del todo el dilema de su compañero.
Alice: "Tal vez si intentas hacer maldades sin depender de impulsos naturales, podrías ganar los puntos que necesitas. Las intenciones cuentan para el sistema, ¿no?"
Rokugo: (suspirando) "Sí, pero no es lo mismo sin… ya sabes… sin el interés."
Al día siguiente, Rokugo volvió al gremio y, para su sorpresa, vio al hombre que le habían señalado como "Eren Jaeger" acompañado de una mujer extremadamente joven y hermosa, que parecía más bien una chica de dieciocho años. La escena era peculiar: a juzgar por las miradas y el ambiente tenso entre ambos, parecían tener una relación complicada, con una mezcla de camaradería y agotamiento mutuo.
Rokugo: (mirando a Aqua, impresionado) "¿Qué hace una chica así con ese viejo? Esto no tiene ningún sentido…"
Pero justo cuando Rokugo intentaba adivinar la historia detrás de esta extraña pareja, Aqua notó algo peculiar en él. De inmediato, su mirada se tornó severa.
Aqua: "Oye, tú, el raro de la ropa militar. Tienes una maldición encima, ¿verdad?"
Rokugo: (sorprendido) "¿Eh? Maldición… ¿yo?"
Sin darle tiempo a replicar, Aqua levantó la mano y pronunció un hechizo de purificación. Una luz brillante envolvió a Rokugo, cubriéndolo completamente. No tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo antes de sentir una energía extraña fluir por su cuerpo.
Aqua: "¡De nada! Acabo de liberarte de esa maldición horrible. Puedes agradecerme luego."
En cuanto Aqua terminó de hablar, Rokugo sintió algo extraño en su interior: una oleada de energía y... un despertar repentino de su libido. Fue como si todas esas ganas reprimidas volvieran a él de golpe. Incapaz de controlarse, sin pensar, su mirada se dirigió instintivamente debajo de la falda de Aqua.
Aqua: (dándose cuenta de inmediato) "¡¿Qué estás haciendo, pervertido?!"
Rokugo: "¡E-Espera, no fue intencional! ¡Es... fue como un reflejo!"
La reacción fue instantánea. Aqua, enfurecida, le dio un fuerte golpe en la cabeza, y Eren, notando lo que sucedía, se levantó de su asiento con los ojos llenos de furia.
Eren: (se paró junto a Aqua) "¿Así que este idiota piensa que puede faltar al respeto de esa forma? Ya verás…"
Antes de que Rokugo pudiera reaccionar, Eren lo levantó de la camisa y le dio un puñetazo en el estómago, haciéndolo doblarse del dolor.
Rokugo: (tratando de recuperar el aliento) "¡Oye, calma! ¡No sabía que esto era tan serio!"
Aqua: "¡Claro que es serio! ¿Qué clase de degenerado mira debajo de la falda de una dama nada más porque sí?"
Rokugo: (en su defensa) "¡Fue el hechizo! Recuperé mi… libido de golpe…"
Alice: (observando desde una esquina) "Bueno, eso explica el por qué tal acto imprudente."
Aqua le lanzó una mirada asesina, y Eren estaba preparado para darle otro golpe. Sin embargo, la tensión fue interrumpida por la recepcionista, quien trató de mediar en la situación antes de que se desatara una pelea en el gremio.
Recepcionista: "Por favor, todos, calmémonos.
Más tarde, Rokugo recibió una nota de Eren, citándolo a un encuentro fuera de Axel. Intrigado y aún con el ego tocado por el altercado, Rokugo decidió aceptar la invitación.
Al llegar al punto de encuentro, Eren y Aqua ya estaban allí. Eren lo miró con seriedad, mientras que Aqua lo observaba con los brazos cruzados, con una expresión de desdén. Rokugo, sin perder la oportunidad, lanzó una provocación.
Rokugo: "¿Qué pasa, viejo rabo-verde? ¿Así que sales con chicas que podrían ser tus nietas?"
Eren: (entrecerrando los ojos) "Ten más respeto. Además, ella no tiene la edad que aparenta."
Aqua: (asintiendo y luego frunciendo el ceño) "¡Eso! Yo… ¡espera, ¿qué quisiste decir con eso, Eren?!"
Eren tragó saliva, intentando ignorar la mirada fulminante de Aqua. En lugar de responder, se mordió la mano con fuerza, activando su habilidad de titán. Rokugo retrocedió al ver cómo de la herida de Eren brotaban músculos que formaban dos enormes brazos de Titán parcial que lo rodearon y atraparon en un agarre firme.
Rokugo: (sorprendido) "¡¿Qué demonios…?!"
Con los brazos titánicos presionándolo, Rokugo comenzó a recordar el reporte del "agente 22" y la mención de los poderes de titán que Eren poseía. No obstante, no había anticipado que su agarre fuera tan brutal. Afortunadamente, su traje de combate absorbía gran parte del impacto, permitiéndole resistir… aunque no por mucho.
Rokugo: (girando la cabeza hacia Alice) "¡Alice! ¡Haz algo! ¡Esto ya está demasiado intenso!"
Alice: (evaluando la situación) "Canjeando tus puntos malos para obtener un rifle… listo."
Alice materializó un rifle de caza y se lo lanzó a Rokugo, quien rápidamente apuntó hacia las uniones de los brazos de Titán, buscando un punto débil. Disparó a los ligamentos de los brazos que lo apresaban, tratando de interrumpir la conexión nerviosa.
Eren: (sorprendido) "¿Qué demonios es eso? ¿Cómo... invocaste eso?"
Aqua: (mirando a Alice, boquiabierta) "¡No puede ser! Esos son... ¡artículos de la Corporación Kisaragi!"
Rokugo: (sonriendo) "Oh, ¿así que sí has oído de nosotros? Esto se pone interesante."
Mientras los brazos de Titán de Eren se debilitaban por los disparos, él soltó a Rokugo, aunque mantuvo la guardia en alto, claramente sorprendido por el armamento que Rokugo y Alice podían "invocar" al instante. Aqua, a su vez, se cruzó de brazos, mirándolos con suspicacia.
Aqua: "Así que son de Kisaragi… pero, ¿qué hacen aquí? ¿Por qué están causando problemas en Axel?"
Rokugo: "Vamos, solo quería puntos malos. ¡Nada personal! Pero… ¿qué tal si tú y yo nos llevamos bien? Con ese talento para purificar maldiciones, podrías ser una gran aliada."
Eren: (cruzando los brazos, serio) "Tú no eres más que un problema. No te metas con nosotros ni con Axel."
Alice: (murmurando) "Parece que los rumores sobre los aventureros de aquí no estaban del todo equivocados…"
Aqua aún los miraba con suspicacia, especialmente a Alice, quien le parecía demasiado avanzada para ser una simple niña. Rokugo sonrió, tomando su rifle y listo para cualquier cosa que la peculiar pareja pudiera hacer a continuación.
Tras el tenso enfrentamiento con Eren y Aqua, Rokugo y Alice decidieron retirarse estratégicamente para evitar más complicaciones. Mientras se alejaban de la zona, Rokugo reflexionaba sobre el curioso comportamiento de la gente en Axel y sobre la posibilidad de aprovechar alguna tecnología que le permitiera volver a la Corporación Kisaragi para obtener refuerzos.
Rokugo: "Hey, Alice, ¿no mencionó el agente 22 en su informe que había construido una máquina teletransportadora por si necesitaba retirarse a Kisaragi? Si logramos encontrarla y repararla, podríamos traer refuerzos."
Alice: (evaluando la propuesta) "Sí, lo mencionó. Aunque, considerando el estado tecnológico limitado de este planeta, rastrear dónde ocultó esa máquina podría ser difícil. Y recuerda, él era un espía en este mundo, así que es probable que no la haya dejado en un lugar obvio."
Rokugo: (encogiéndose de hombros) "Bueno, el agente 22 dijo que lo descubrieron, pero según él, no les importó mucho. Quizás, después de todo, solo nos veían como inofensivos. Este mundo parece demasiado confiado."
Mientras Rokugo y Alice trazaban sus planes, en el otro extremo, Eren escuchaba con interés la explicación de Aqua, quien parecía haber comprendido la magnitud de la situación.
Aqua: "Eren, cuando tú pediste tu deseo para reconstruir tu cuerpo y yo regresé a mi posición original como diosa del agua, retomé también mi puesto como guardiana de tu
planeta. Fue entonces cuando vi el estado en que estaba el mundo… desertificado, lleno de criaturas mutantes, titanes y rastros de múltiples guerras."
Eren asintió, atento a cada palabra de Aqua.
Aqua: "No solo eso, sino que observé cómo esa corporación extraterrestre, Kisaragi, estaba tratando de invadir y conquistar lo que quedaba. Así que, en un intento de salvar el planeta, les concedí una bendición… una oportunidad para prosperar y devolver la vida. Y, sorprendentemente, lo lograron. Solo que ahora, después de conquistar ese mundo, parece que no se han conformado y han enviado a Rokugo aquí mientras estuve un mes fuera con la familia."
Eren: (pensativo) "Así que, mientras tú estabas ausente, Kisaragi debió ver una oportunidad para expandir su alcance. ¿Y dices que has visto agentes de ellos antes?"
Aqua: (asintiendo) "Sí, hace unos 23 años, cuando Historia y yo trabajábamos de albañiles en Axel, noté la presencia de uno de sus agentes.
… aunque en ese entonces, no pensé que fuera importante. Simplemente desapareció después de un tiempo, y asumí que Kisaragi había desistido de sus planes de invadir este mundo."
Eren: (con tono severo) "Entonces, parece que tendremos que detenerlos de una vez. Si Rokugo y esa niña pueden "invocar" armamento y traer refuerzos, no podemos permitir que se queden aquí. Esta gente ya sufrió suficiente."
Aqua asintió, sabiendo que, a pesar de su despreocupada personalidad, la amenaza de Kisaragi podría ser devastadora si los dejaban avanzar.
Rokugo y Alice continuaban recorriendo los alrededores de Axel, buscando cualquier posible lugar donde el agente 22 hubiera escondido su teletransportador. Con cada rincón inspeccionado, el nivel de frustración de Rokugo crecía.
Rokugo: "¿Dónde demonios lo habrá dejado ese sujeto? Esto empieza a ser ridículo. ¡Este pueblo parece más un laberinto que una ciudad!"
Alice: (consultando su mapa holográfico) "Cálmate, Rokugo. Según los datos disponibles, cualquier instalación oculta por un agente de Kisaragi seguiría ciertas normas de seguridad. Tal vez está en algún lugar poco frecuentado, como… una mazmorra abandonada."
Rokugo: (deteniéndose) "¿Una mazmorra abandonada? Eso podría tener sentido. ¿Qué lugares abandonados hay en Axel?"
Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, Aqua y Eren se dirigieron a la tienda de Wiz, con expresión seria. Al verlos entrar, Wiz sonrió, pero pronto notó la preocupación en sus rostros.
Wiz: "¡Oh, Eren, Aqua! ¿Qué los trae por aquí? ¡Es raro verlos con tan mala cara!"
Aqua: (directa) "Wiz, prepárate, porque lo que te voy a decir te va a sonar extraño. Hay una invasión extraterrestre en camino."
Wiz: (parpadeando) "¿Invasión… extra… qué?"
Eren: (cruzándose de brazos) "De otro planeta, Wiz. De algún lugar más allá de nuestro mundo."
Wiz: (confundida) "No entiendo... ¿cómo es eso posible? Aquí, en nuestro mundo, no hay… otros planetas."
Aqua: (suspira) "Bueno, imagina que hay muchos mundos como este, cada uno con sus propias cosas. Kisaragi, esta corporación alienígena, viaja entre mundos como el nuestro y destruye o conquista a su paso. Es como si, en lugar de un ejército, usaran… una compañía de mercenarios y científicos locos."
Wiz: "Entonces… ¿quieren conquistar nuestro mundo también? Esto es… ¡terrible!"
Eren: (con firmeza) "Así es, y podrían ser un problema serio si llegan a establecerse aquí. Necesitamos toda la ayuda posible para detenerlos."
Aqua: (recordando) "Lástima que Vanir no esté en la tienda. Desde que se volvió millonario vendiendo tecnología con Armin, se la pasa en su mazmorra."
Mientras tanto, Rokugo y Alice finalmente encontraron lo que estaban buscando. Frente a ellos, en una colina cerca de Axel, se alzaba la entrada de la mazmorra conocida como el "Calavoso de Kele". Según los rumores, había sido abandonada desde que Aqua eliminara todos los monstruos que alguna vez infestaban sus corredores, hace más de veinte años.
Rokugo: (mirando la entrada de la mazmorra) "Esto tiene que ser. El lugar es lo suficientemente discreto, y si Aqua pasó por aquí y limpió todo, 22 debió verlo como el escondite perfecto."
Alice: (confirmando) "De acuerdo. Sigamos con cuidado."
Al adentrarse en la mazmorra, tuvieron que esquivar trampas que aún estaban activas. Gracias a la tecnología de Kisaragi, Alice lograba identificar las amenazas antes de que se activaran, permitiéndoles avanzar rápidamente. Tras un tiempo recorriendo los fríos y oscuros corredores, llegaron a una cámara oculta. En el centro, cubierto por una lona y bastante oxidado, estaba el teletransportador del agente 22.
Rokugo: "¡Por fin! Pero… parece hecho polvo. ¿Sirve?"
Alice: (examinando la máquina) "No en este estado. Sin embargo, como androide de Kisaragi, tengo los conocimientos para repararla. Solo necesitaré tiempo… y tal vez algunos materiales."
Rokugo: (sonríe) "Bien, entonces trabaja rápido, Alice. Vamos a necesitar este chisme si queremos que Kisaragi tome este mundo en serio."
Después de horas de trabajo meticuloso, Alice finalmente logró reparar la vieja máquina teletransportadora de 22. Con los circuitos y el sistema de energía activados nuevamente, el teletransportador emitía un leve zumbido.
Alice: "Listo, Rokugo. La máquina está en condiciones de enviar un mensaje a Kisaragi."
Rokugo: (asiente con satisfacción) "Perfecto. Ya era hora de recibir un poco de ayuda. Activaré el comunicador de mi muñeca para enviar las coordenadas."
Con una sonrisa confiada, Rokugo activó su dispositivo en la muñeca y transmitió un mensaje a la central de Kisaragi.
En la sede de Kisaragi, las ejecutivas Lilith, Astaroth y Belial estaban en una reunión cuando la notificación del mensaje llegó, interrumpiendo su discusión.
Lilith: "¿Qué es esto? ¿Rokugo construyó un teletransportador? Y tan rápido…"
Astaroth: (frunciendo el ceño) "No subestimemos al idiota de Rokugo, pero esto es algo avanzado incluso para él."
Belial: "Tal vez debimos darle más crédito. Aun así, es impresionante."
Antes de que pudieran seguir elogiándolo, otro mensaje llegó de Alice, aclarando la situación.
Alice (mensaje grabado): "Para las ejecutivas Lilith, Astaroth y Belial, permítanme corregir la información. No construimos esta máquina; simplemente encontramos el teletransportador que el agente 22 dejó en este planeta."
Lilith: (chasqueando los dedos) "¡Claro, el teletransportador que construyó 22! Habíamos olvidado de su existencia."
Astaroth: "Pero esa máquina ha estado sin mantenimiento por años. ¿Cómo la repararon?"
Belial: (sonríe) "Tenemos a un androide con un gran talento para las reparaciones, por lo visto."
Alice transmitió las coordenadas al cuartel de Kisaragi para enviar refuerzos. La máquina zumbó, activándose con un destello, y la cápsula de transporte se iluminó mientras alguien comenzaba a materializarse en el interior. Sin embargo, cuando la puerta de la cápsula se abrió, Rokugo miró con una mezcla de decepción y sorpresa.
Rokugo: "¡¿Grimm?! ¿Qué diablos haces aquí?"
Grimm, sin pensarlo dos veces, corrió a abrazarlo, lanzándose sobre él con entusiasmo.
Grimm: "¡Rokugo, mi amor! ¿Por qué te fuiste sin decirme nada? ¡Estaba tan preocupada!"
Rokugo cayó al suelo mientras Grimm lo abrazaba con fuerza.
Rokugo: (con dificultad para respirar) "¡Espera, Grimm! ¡Quise decírtelo antes de la misión, pero estabas tan enojada.
Grimm: (soltándolo un poco, con cara de sorpresa) "¿De verdad? Pensé que solo querías escaparte…"
Alice: (mirando la escena con los brazos cruzados) "No tenemos tiempo para esto. Ahora que Grimm está aquí, quizás podamos improvisar algo con sus habilidades. Aunque no estaba en el plan recibirla como refuerzo."
Grimm: (lo suelta un poco, mirándolo con ojos brillantes) "¡Prometiste que si en 10 años ninguno de los dos se casaba, entonces nos casaríamos! Ya pasaron los 10 años, Rokugo, ¡quiero mi boda!"
Rokugo: (parpadeando, confundido) "¿Diez años? ¡¿De qué estás hablando, Grimm?! Solo han pasado... ¿dos semanas?"
Grimm se detuvo, con una expresión de desconcierto. Alice, observando, suspiró y decidió intervenir.
Alice: "Rokugo tiene razón, Grimm. El tiempo entre tu planeta y este lugar no es el mismo. Para Kisaragi, un día en el planeta desértico equivale a veinte días aquí. Pero me temo que te dieron la relación equivocada a propósito…"
Grimm: (sonrojándose intensamente) "¿Entonces… Kisaragi me engañó? ¡Pensé que habías estado aquí por años, olvidándote de mí!"
Rokugo: (suspirando) "Ya veo. No confiaron en que Alice pudiera reparar la máquina, así que convencieron a… bueno, a alguien desesperada por una promesa rota para usar el teletransportador."
Grimm se sonrojó aún más, soltando a Rokugo con nerviosismo y mirando al suelo.
Grimm: "L-Lo siento, Rokugo. Todo este tiempo… lo único que quería era verte de nuevo. Y… bueno… perdón por haberte dejado impotente con aquella maldición. Sé que fue… un poco exagerado."
Rokugo: (tratando de sacudirse la incomodidad) "Olvídalo. De hecho, parece que una chica extraña me quitó tu maldición accidentalmente. Así que… estamos a mano."
Alice miró la escena con una leve sonrisa de diversión.
Alice: "Bueno, si terminaron con el drama, tenemos una invasión que planificar. La máquina está activa, y podemos intentar comunicar esto al cuartel de Kisaragi para ver si envían refuerzos esta vez."
Rokugo: (dirigiéndose a Grimm con un tono de advertencia) "Escucha, Grimm, este planeta no tiene un templo de Zenarith como el que tenemos en casa. Si mueres aquí, no hay forma de que te revivan."
Grimm: (sorprendida, con un leve temblor en la voz) "¿Qué? ¡No puede ser! Entonces… ¡mis maldiciones
No quiero ni pensar en qué me pasará si una de cada cinco me rebota en este lugar…"
Alice: "Por eso tendrás que tener cuidado. Aquí no puedes permitirte que la suerte te juegue una mala pasada."
Grimm: (murmurando y quejándose mientras se frota los brazos) "Además, hace un frío terrible en esta mazmorra. Mis pies descalzos se están congelando."
Rokugo: (suspira y consulta sus puntos malos antes de hacer un intercambio) "Bien, aquí tienes." (Saca una silla de ruedas acolchonada y una manta térmica, colocando la manta sobre Grimm y ayudándola a sentarse) "Si no puedes usar zapatos por tu maldición, al menos usa esto para moverte sin quedarte hecha un cubo de hielo."
Grimm: (se sonroja y sonríe levemente, envolviéndose en la manta) "Gracias, Rokugo… al menos eres atento cuando te lo propones."
Rokugo: (se encoge de hombros) "Es por Kisaragi, no te emociones."
Mientras tanto, Rokugo analizaba la situación. Aunque el teletransporte de Grimm había confirmado que la conexión funcionaba, eso no garantizaba que podrían traer refuerzos constantemente sin problemas.
Rokugo: (pensativo) "Muy bien, suponiendo que ya tenemos la máquina en funcionamiento y que podríamos enviar mensajes de vuelta, necesitaríamos un plan sólido. Si vamos a conquistar este país, el Reino de Belzerg, tendremos que apuntar a su capital… aunque eso requerirá una fuerza considerable."
Alice: "Y considerando que Axel es la ciudad más tranquila según los informes del Agente 22, puede ser un buen punto de partida. Si logramos tomar esta ciudad, sería una buena medida para saber si nuestras fuerzas pueden enfrentar el resto del mundo."
Rokugo: (sonríe con confianza) "Exacto. Una vez que nos aseguremos de que podemos conquistar Axel, el resto de este mundo no tendrá escapatoria."
Grimm: (con un destello de entusiasmo y mirando a Rokugo) "Entonces, ¡es una misión de Kisaragi! ¡Haré todo lo que esté en mis manos para ayudar! Aunque... espero no congelarme en el proceso."
Rokugo: "Tranquila, Grimm. Con tu ayuda y la tecnología de Kisaragi, este lugar no sabrá qué lo golpeó."
Rokugo: (sacando su comunicador) "Bien, es hora de hacer una llamada. Necesito que los otros agentes se pongan al tanto de la situación."
Rokugo marca el número de Hombre Tigre, quien, a pesar de su agitada vida como agente de Kisaragi, siempre mantenía su forma de hablar directa y sin adornos.
Hombre Tigre: (en la llamada, su voz grave resonando) "Rokugo, ¿cómo va todo allá en el mundo de 22
? Viper y Rose te mandan saludos desde Grace, nos preguntábamos qué demonios estás haciendo allá."
Rokugo: (sin perder tiempo) "Tenemos trabajo, Tigre. La situación está peor de lo que imaginábamos. Necesito que tú y tus hombres se encarguen de tomar la Mazmorras de Kele como base. Usen el armamento que hay allí, conviértanla en nuestro cuartel. Yo iré a tratar de ganar algo de tiempo y a obtener la confianza del líder de Axel."
Hombre Tigre: (un rugido de aprobación) "¡Entendido! Usaremos ese lugar como nuestra fortaleza. No te preocupes por nada. Cuando menos te lo esperes, tendrás refuerzos."
Rokugo: (suspira con alivio) "Eso espero, Tigre. Ahora, veamos si logramos ganar algo de terreno en esta ciudad."
Después de cortar la llamada, Rokugo se acerca a Grimm y Alice, ya listos para salir de la mazmorras. Grimm, por su parte, insiste en que necesita salir de allí lo antes posible.
Grimm: (frotándose las manos para calentarlas) "¡Venga, Rokugo! No puedo quedarme aquí en este frío ni un minuto más, ¡vamos a darles una lección a esos idiotas que no nos conocen!"
Alice: (mirando a Rokugo mientras ajusta la mochila en su espalda) "Aunque deberíamos ir con cuidado. Si logramos ganar la confianza del líder de Axel, podremos avanzar. Pero si nos apresuramos, no será fácil."
Rokugo: "Lo sé, Alice. Vamos a intentar lo mismo que en Grace, pero a menor escala. Vamos a hacer que confíen en nosotros. Y, Grimm, por favor, no uses tus maldiciones al azar. Aún no sabemos cómo afectarán en este mundo."
Grimm: (sonriendo traviesa) "¿Acaso te asusta mi poder, Rokugo? No te preocupes, soy muy cuidadosa... cuando quiero."
El grupo salió finalmente de la mazmorras, con Grimm aún quejándose por lo frío de sus pies descalzos, aunque la silla de ruedas y las mantas que Rokugo había conseguido parecían hacer su travesía algo más soportable.
Después de unas largas horas de caminar, llegaron a la ubicación de la gobernación de Axel, una gran edificación de estilo medieval con detalles de arquitectura clásica. El lugar parecía ser un núcleo de poder para la ciudad.
Rokugo: (mirando la estructura) "Aquí estamos. La Gobernadora Lalatina Dusstines Ford y su esposo, el Feudal Walter Alexei Barnes, residen aquí. Si logramos ganarnos su confianza, esto podría ser mucho más fácil."
Al acercarse a la entrada, un par de guardias armados se interponen en su camino, observando el extraño atuendo de Rokugo. Cuando lo reconocen, sus ojos se agrandan y sus manos se posan sobre sus espadas.
Guardia 1: (serio) "¿Quién eres y qué haces aquí? No se permite el acceso sin cita previa."
Guardia 2: (mientras observa la ropa de Rokugo) "¡Espera! ¡Ese traje...! Acabamos de recibir una orden de arresto para todos aquellos que lleven ropa de ese tipo. ¡Eres un espía!"
Rokugo: (en shock, sus ojos se amplían al escuchar la acusación) "¿Qué? ¡Eso no es posible!"
Alice: (rápidamente a su lado) "¡Tenemos que irnos ahora!"
Grimm: (inquieta) "¡Vámonos, Rokugo! ¡Usa tus trucos! ¡No podemos quedarnos aquí!"
Rokugo, viendo que no tienen otra opción, agarra la silla de ruedas de Grimm y la empuja hacia atrás, rápidamente tomando a Alice en su espalda para ganar velocidad.
Rokugo: (mientras corre) "¡Maldita sea, no me di cuenta de que ya me han marcado como un espía! ¡Rápido, Alice, ¡vamos!"
Grimm: (gritándole al mismo tiempo mientras se tambalea en la silla) "¡Esto es un desastre, Rokugo! ¡No puedo creer que esto esté pasando!"
Rokugo corre con una velocidad inhumana, su supertraje amplificando cada uno de sus movimientos. Su mente está enfocada en escapar, pero los guardias de Axel no dejan de perseguirlos. Aunque puede enfrentarse a varios de ellos a la vez, no quiere malgastar sus puntos restantes en el combate. La energía del traje comienza a disminuir y cada paso que da se vuelve más agotador.
Rokugo: (pensando mientras corre) "No quiero desperdiciar energía. Si gasto todos los puntos en pelear, podría quedarme sin fuerza cuando más los necesite. Mejor no usar armas."
Sabe que la misión no está perdida, pero el tiempo no está de su lado. Los soldados de Axel se aproximan más rápido, y el control de su traje empieza a fallar.
Grimm: (murmurando, muy asustada) "Rokugo, ¿y si muero aquí? ¡No hay templo de Zenarith para revivirme! ¡No puedo arriesgarme a usar mi maldición!"
Rokugo: (mirándola brevemente mientras sigue corriendo) "Tranquila, Grimm. No usaremos esas maldiciones aquí. Ya tienes suficiente poder como para causar un caos, pero debemos pensar con cabeza. Si mueres aquí, no habrá forma de traerte de vuelta, ¡y no pienso perderte!"
Grimm: (su voz temblando) "No me hace gracia eso, Rokugo..."
Los guardias, ahora reforzados, les bloquean el paso. Rokugo decide que no puede correr más. Su traje casi se apaga por completo, y no puede esquivar a los soldados por más tiempo. Con un rápido movimiento, su supertraje emite una última explosión de energía, derribando a varios de los soldados, pero el resto se apresura a capturarlos. Finalmente, son rodeados.
Soldado 1: (con tono burlón) "Creían que podían escapar de la ley. ¡Rápido, llévenlos al calabozo!"
Rokugo: (respirando con dificultad) "Maldita sea... No hemos llegado ni a la puerta. ¿Por qué me dejé llevar?"
Alice: (tratando de mantener la calma) "No tenemos otra opción ahora, Rokugo. Solo... aguanta."
Grimm: (mirando al suelo, desconcertada) "¿Es así como terminamos? ¿Detenidos por esos...?" (pausa, alzando la cabeza con rabia) "¡Y ni siquiera puedo maldecirlos por el riesgo de morir! ¡Qué asco de lugar!"
Un soldado se acerca con más dureza, poniendo un par de cadenas en las muñecas de Rokugo. De repente, la puerta se abre y una figura imponente aparece ante ellos. Es la Gobernadora de Axel, Lalatina Dusstines Ford, con una presencia que impone respeto.
Lalatina: (mirando a Rokugo) "Creyeron que no los descubriríamos, pero en esta ciudad tenemos nuestros propios recursos para diferentes conocimientos. Aquí no se permiten espías."
Rokugo: (sarcástico, con una sonrisa forzada) "¿De verdad? ¿De dónde vienen esos 'recursos', entonces?"
Lalatina observa a Grimm y Alice con una mirada fría, y se detiene justo frente a ellos.
Grimm: (frunciendo el ceño) "¿Recursos? ¿De qué hablas, hereje? ¡Aquí se rinde culto a Eris, la señora de la suerte! ¡Y eso es una blasfemia! ¡Deberían adorar a Lady Zenarith, la señora de la no-muerte!"
La cara de Lalatina se endurece ante las palabras de Grimm, su devoción a Eris claramente tocada.
Lalatina: (con voz amenazante) "¡Cállate! ¡Cómo te atreves a hablar así de nuestra diosa Eris! ¡Guardias, reprendan a esta hereje!"
Los soldados, con una rapidez sorprendente, se acercan a Grimm, quienes no dudan en tomarla por los brazos, mientras Lalatina observa con expresión seria.
Rokugo: (desesperado, pero sin perder la compostura) "¿En serio vas a hacer esto? Nosotros solo estamos tratando de ganar tiempo. Si de verdad estás tan preocupada por las creencias de tu gente, ¡te diré que esto es un juego mucho más grande!"
Lalatina: (con una sonrisa afilada) "No me importa lo que intenten hacer. En Axel, las reglas las pongo yo."
Alice: (con tono frío) "Estamos dispuestos a negociar, pero no esperes que nos sometamos tan fácilmente."
Rokugo: (después de unos días en prisión, mirando el techo de la celda con aburrimiento) "Nunca pensé que me arrestarían... Es la primera vez que me pasa esto. Y para colmo, me quitaron el brazalete mini transportador. ¿En qué clase de enredo me metí?"
Grimm: (golpeando la pared de la celda, molesta) "¡Esto es una humillación! ¡Maldita sea! ¿Por qué no podemos hacer nada? ¡¿Por qué no me dejaron maldecir a esos malditos guardias?!"
Rokugo: (mirando a Grimm, sin inmutarse) "Porque si lo hubieras hecho, estaríamos muertos ahora. Y no pienso dejar que nos maten antes de hacer nuestro trabajo."
Alice: (sentada en el suelo, inmóvil, mirando a sus dos compañeros) "Tanto alboroto... pero no tiene sentido luchar ahora."
La prisión de Axel era opresiva, su atmósfera densa y fría. Los guardias parecían más interesados en la naturaleza misteriosa de los prisioneros que en mantener el orden, ya que Alice, a pesar de su apariencia, era interpretada por todos como una niña, lo que solo incrementaba las sospechas de que no pertenecían a este mundo.
Guardia 1: (mirando a Alice, indignado) "¿De verdad enviaron a una niña como prisionera? ¿Esto es una broma?"
Guardia 2: (sin hacerle mucho caso, más interesado en Rokugo) "Ya veremos si es niña o no. Lo único que sé es que este tipo tiene pinta de espía."
Un par de días después, la calma en la prisión se ve rota por la entrada inesperada de Aqua, que irrumpe en la sala de interrogatorio con una actitud de seriedad bastante antinatural.
Rokugo: (reconociendo la entrada) "¿Qué haces tú aquí? ¿Eres parte de la seguridad del lugar ahora?"
Aqua: (mirando a Rokugo con una sonrisa torcida) "¡Hola, chicos! Vengo a hacer mi trabajo como interrogadora. Los voy a hacer hablar." (se acerca a uno de los guardias) "¿De qué lado estás, bueno o malo?"
Guardia: (dudoso) "Eh... ¿no deberíamos seguir el protocolo?"
Aqua: (irritada) "¡Vamos, no seas tan aburrido! ¡Este es un interrogatorio! ¿Qué importa el protocolo? Ya se me ocurrirá algo... ¡Y cuando lo haga, van a hablar de todo!"
Rokugo: (suspirando, viendo cómo Aqua se toma las cosas a la ligera) "Esta es la nueva interrogadora, ¿eh?
Aqua finalmente entra en la sala de interrogatorio y se aproxima a Rokugo, con una sonrisa de superioridad. Sin aviso, le da un golpe seco en la nariz.
Rokugo: (jadeando y tocándose la nariz) "¡¿Qué demonios?! ¿Esto es parte del interrogatorio o te sientes ofendida por en el Gremio?"
Aqua: (sorprendida por la reacción de Rokugo) "¡Eso es lo que hacen los interrogadores! ¡Te golpean para que hables!"
Rokugo: (con una mueca, frotándose la nariz) "Entonces, ¿eso es todo? ¿Me golpeas porque sí?"
Aqua, sin darse cuenta de lo absurdo de la situación, toma un tono más serio.
Guardia: Lady Aqua, primero tiene que hacerle una pregunta
Aqua: "¡Sí, ahora responde! ¡Primero, dime! ¿De qué color es mi calzón?"
Rokugo: (con una ceja levantada) "¿Perdón? ¿Qué estás diciendo?"
Aqua: (golpeando a Rokugo otra vez en la cara, esta vez un poco más fuerte) "¡Dímelo, dímelo!"
Rokugo: (mirando a Aqua confundido) "¿¡Qué clase de interrogatorio es este!? ¿De verdad me preguntas eso? ¡¿No tienes otra pregunta más seria?!"
Aqua: (mirando a Rokugo, como si fuera obvio) "¡Es un interrogatorio, y en los interrogatorios siempre tienes que golpear al prisionero! Y preguntar lo que sea... porque así obtienes respuestas."
Rokugo: (con un tono sarcástico) "Claro, claro, lo entiendo... Deberías ser interrogadora en el mejor sentido, ¿eh?"
Afuera de la sala, Grimm y Alice observan la escena con diversas reacciones.
Grimm: (gruñendo desde su rincón de la celda) "¿¡Qué tipo de interrogatorio es este!? ¡Esta chica está completamente perdida!"
Alice: (sin reaccionar mucho, observando la escena sin emoción) "La incompetencia es algo... interesante."
Después de este momento de caos y risas incómodas, Rokugo queda aún más frustrado y decide calmarse, preparándose para una nueva estrategia. Pero, en el fondo, sigue sin comprender cómo terminó en esta situación.
Rokugo: (pensando mientras Aqua sale de la sala de interrogatorio) "Esto solo puede empeorar. Tengo que pensar en una salida... y rápido."
Guardia: (mirando desesperado a Aqua) "¡Esto no está funcionando en absoluto! ¡No estás obteniendo ninguna información útil! Creo que es hora de traer a la Gobernadora."
Aqua: (con emoción) "¡Oh, genial! ¡Es el momento perfecto para hacer la dinámica de policía bueno y policía malo!" (dirigiéndose al guardia con un tono de emoción) "Yo seré la policía buena, y Darkness será la mala. O tal vez... yo debería ser la mala, ya que ya le he dado un par de golpes."
Guardia: (con un suspiro resignado) "Gobernadora Darkness, ¡por favor, venga a tomar control de este interrogatorio!"
Momentos después, Darkness entra en la sala, lanzando una mirada de desaprobación tanto a Aqua como a Rokugo.
Aqua: (sonriente) "¡Darkness! ¡Perfecto!
Ahora podemos hacer lo de policía bueno y policía malo, y tú puedes ser la buena, o... bueno, no sé. ¿Qué prefieres?"
Darkness: (interrumpiendo, con una mirada de exasperación) "Aqua, esto no es un juego. Estamos aquí para obtener información importante, no para improvisar ideas sin sentido."
Se gira hacia Rokugo, adoptando un tono serio y directo.
Darkness: "Ahora, habla. ¿Quién eres y quién te envía?"
Rokugo: (permaneciendo en silencio, tratando de no delatar ninguna emoción) "..."
Aqua: (de repente adelantándose, ignorando por completo la seriedad de Darkness) "Oh, sé quién es él. Su nombre es Yusuke Shirai." (saca una tarjeta con orgullo) "Aquí lo dice. Es el agente de combate 6 de la corporación Kisaragi. Lo llaman 'Rokugo' y está aquí para conquistar el planeta."
Rokugo: (sorprendido, sus ojos se abren de par en par) "¿Cómo… cómo sabes todo eso?"
Darkness: (mirando a Aqua, entre furiosa y horrorizada) "¡¿Aqua?! ¡¿Sabías todo eso y no lo mencionaste desde antes?
Rokugo: (en un susurro, entre asustado y confundido) "¿Pero cómo…?"
Aqua: (con una sonrisa de superioridad) "Soy Lady Aqua, la diosa del agua. Tengo mis métodos."
Darkness: (interrumpiendo de inmediato y poniendo una mano en la boca de Aqua) "¡Aqua! ¡No tienes que decir todo eso! En un interrogatorio, se supone que el prisionero habla, no el interrogador."
Rokugo: (con una sonrisa torcida, captando la indirecta) "¿Una diosa, eh? Entonces ya sé a quién apuntar primero si quiero que todo esto termine."
Darkness: (presionando la mano con más fuerza en la boca de Aqua, susurrando) "No le des ideas al enemigo…"
Aqua: (tratando de hablar con la mano de Darkness aún en su boca) "¡Mmff mmff!"
Rokugo: (mirando a ambas, entretenido) "Bueno, esto fue... informativo."
En la sala de interrogatorio de Grimm, Aqua se sienta con una expresión de aburrimiento, mirando a Grimm de reojo y apenas interesada en su identidad.
Aqua: (suspirando) "A ver… ¿tú eres la amante desesperada de Rokugo o algo así? Solo sé que estás aquí porque quieres casarte… y, bueno, porque nadie más parece querer hacerlo."
Grimm: (indignada, fulminando a Aqua con la mirada) "¡¿Amante desesperada?! ¿Te atreves a insultarme, tú, pseudo sacerdotisa de la ridícula Orden de Axis?"
Aqua: (alzando las cejas, ofendida) "¡¿Pseudo sacerdotisa?! ¡Yo soy una sacerdotisa genuina de Axis, la más devota de todas! No tengo tiempo para oír sermones de una farsante de la Orden de Zenarith."
Grimm: (furiosa) "¡¿Farsante?! Al menos en mi mundo, la diosa Zenarith tiene seguidores genuinos y respetados. ¿A Aqua quién sigue, eh? Su secta nisiquiera usa tu nombre.
Aqua: (mordiendo el anzuelo, claramente afectada) "¡Oh, por favor! Zenarith solo es una sombra. ¿Quieres saber la verdad? Yo misma conocí a su hermana Regina, y me encargué personalmente de que su culto desapareciera en mi mundo." (se refiere a la batalla con la sacerdotisa Seresdina con una sonrisa de triunfo)
Grimm: (riéndose burlonamente) "¡Oh, claro! Porque Zenarith es tan grandiosa que su influencia llega a más mundos. ¿Qué tiene Aqua ¿Una secta de locos que hablan a gritos? ¡No me hagas reír! En mi mundo, ya nadie le rinde culto."
Aqua: (visiblemente herida y furiosa) "¡Te lo advierto, yo soy Lady Aqua, la diosa del agua! ¡No vuelvas a insultarme!"
Grimm: (mirándola con una mezcla de incredulidad y burla) "¿Lady Aqua? ¡Eso es imposible! ¿A quién intentas engañar, impostora? ¡Hacerse pasar por una deidad es un pecado gravísimo!"
Sin perder tiempo, Grimm cierra los ojos y reza fervientemente a Zenarith, buscando valor. En un arranque de fuerza y furia, se libera de las ataduras, se lanza hacia Aqua y le toma el cabello, jalándola sin piedad.
Grimm: "¡¿Te atreves a engañarme, pecadora?! ¡Nadie insulta a Zenarith frente a mí!"
Aqua: (sorprendida, intentando zafarse) "¡Suéltame! ¡Estás loca! ¡Yo soy una diosa, tonta! ¡Nadie le jala el cabello a una deidad!"
Las dos caen al suelo, envueltas en una pelea de jalones de pelo y arañazos, mientras el guardia, desde fuera, observa con absoluta incredulidad y murmura para sí mismo:
Guardia: "¿Es este… el poder de una diosa? Porque no lo parece en absoluto…"
Darkness: (interrumpiendo la pelea con voz firme) "¡Ya basta! No sé cómo lograste liberarte de tus ataduras, pero no permitiré este espectáculo de nuevo." (señalando al guardia) "¡Usa el hechizo ATAR!"
Guardia: (lanzando el hechizo con rapidez) "¡ATAR!"
Las cuerdas brillan levemente mientras se vuelven a apretar alrededor de Grimm, quien se ríe con desprecio.
Grimm: (con confianza) "Qué tontos, una magia tan simple puede disolverse fácilmente con el poder de Zenarith. Esto no es suficiente para detenerme."
Darkness: (suspirando) "Veremos si sigues pensando lo mismo después de unas preguntas. Dime, ¿por qué estás descalza? ¿Es alguna especie de mandato religioso?"
Antes de que Grimm pueda responder, Aqua se adelanta con una sonrisa arrogante.
Aqua: "¡Para nada! Esta bruja anda descalza porque su supuesta 'diosa' es tan incompetente que sus propias maldiciones la afectan de vez en cuando." (mirando a Grimm con un aire superior) "Claro, con una deidad tan inútil, cualquiera acabaría así."
Grimm: (indignada y ofendida) "¡Cómo te atreves a insultar a Zenarith de esa manera! Ella es una diosa verdadera, no como tú, farsante."
Aqua: (encogiéndose de hombros, como si el insulto no le importara) "Claro, claro. Podría romper esa maldición tuya con una de mis bendiciones… pero, sinceramente, ¿vale la pena usar mi gracia divina en una hereje que no sigue la Orden de Axis?"
Grimm: (deteniéndose, con una mezcla de duda y esperanza en su rostro) "¿Romper… la maldición?" (por un instante, fantasea con la posibilidad de caminar por las ciudades, pasear con Rokugo por el campo, y estrenar zapatos) "Sería… sería…"
Grimm: (recapacitando rápidamente y cayendo al suelo, alarmada por sus propios pensamientos) "¡Perdóname, Zenarith, por estos pensamientos blasfemos! No sucumbiré ante la tentación de esta farsante."
Aprovechando la posición vulnerable de Grimm, Aqua coloca su pie, calzado con botas azules, sobre la cabeza de Grimm con una sonrisa triunfante.
Aqua: (con superioridad) "¿Ves, sacerdotisa de quinta? Esta es la diferencia entre una diosa de verdad y una adoradora desesperada."
Darkness: (abrumada por la vergüenza, dándole un zape a Aqua) "¡Aqua, basta! Deja de hacer el ridículo."
Aqua: (molesta, llevándose la mano a la cabeza) "¡Ouch! ¡Darkness! Estaba dejando en claro mi posición como deidad."
Darkness: (suspirando) "Esto es un interrogatorio, no un show. Nos estamos desviando de la misión."
Grimm: (susurrando entre dientes) "Lo que sea… Solo sé que Zenarith pondrá fin a esta farsa… algún día."
Darkness: (poniéndose seria, sujetando a Grimm contra la pared) "Escucha bien, Grimm. No estamos jugando. Habla, ¿quién te envió? ¿Quiénes son tus aliados?"
Grimm: (con una sonrisa burlona) "¿Aliados? Yo soy más que una simple sacerdotisa de Zenarith. Soy una agente de Kisaragi. Pronto estarán aquí, y conquistarán este mundo también."
Darkness: (frunciendo el ceño) "¿Quiénes vendrán? ¿De cuántos soldados estamos hablando?"
Grimm: (con una expresión casi triunfante) "Cientos… no, miles de ellos. Ningún rincón de este mundo quedará sin ser conquistado."
Aqua: (interrumpiendo con una risa y agitando una mano) "Kisaragi es una organización de un planeta lejano. Después de que su mundo se convirtiera en un desastre, decidieron empezar un proyecto de conquista de otros planetas. Empezaron con el planeta donde solían vivir esos tipos raros, Eren e Historia, y ahora están aquí. ¿Por qué? Porque nuestro aire es limpio, nuestros recursos son abundantes, y somos el objetivo perfecto."
Grimm: (mirando a Aqua con sorpresa) "¿Cómo sabes todo eso?"
Aqua: (satisfecha) "Yo soy la grandiosa Lady Aqua, señora del Agua, todo lo sé."
Darkness: (mirando a Aqua con frustración) "Aqua… si ya sabías todo esto, ¿por qué no lo mencionaste antes de este interrogatorio?"
Aqua: (encogiéndose de hombros) "Nadie me preguntó."
Grimm: (murmurando en voz baja) "Definitivamente, esta mujer es la persona más idiota que he conocido en toda mi vida."
Darkness: (suspirando y sacando a Grimm de la sala de interrogatorios) "Ya es suficiente. Vamos. Has causado suficiente caos aquí por hoy."
Aqua: (siguiendo a Darkness, sin captar las miradas de frustración de los guardias) "¿Lo hice bien, Darkness? Creo que este fue un interrogatorio muy productivo."
Darkness: (sin responder, negando con la cabeza, resignada)
Darkness: (mientras escolta a Grimm de vuelta a su celda, bajando la voz para que los guardias no escuchen) "Oye, Grimm… quiero hacerte una pregunta en privado. ¿Eres una especie de no-muerta?"
Grimm: (ofendida, cruzándose de brazos) "¡¿Cómo te atreves?! ¡Soy una orgullosa sacerdotisa de Zenarith y una mujer viva! ¡Puedo comer, dormir, respirar y sentir dolor! ¿De dónde sacas esa absurda idea?"
Darkness: (mirándola seriamente) "Es que… emanas una atmósfera similar a una liche que conozco…" (murmurando, casi para sí misma) "La misma sensación que siento con Wiz…"
Grimm: (aún más molesta) "¡Bueno, pues ya puedes retractarte! ¡Estoy completamente viva, y no tengo nada que ver con esas criaturas espantosas!"
Darkness: (suspira y abandona la celda, murmurando) "Está bien, está bien…"
Darkness, tras cerrar la celda de Grimm y luego encontrarse con Aqua, no puede ocultar su frustración. Se acerca con determinación a Aqua, cruzada de brazos y con una expresión severa.
Darkness: "Aqua, necesito que uses tu conocimiento de manera más eficiente. Dime, esa niña que acompaña a los agentes, la que se parece a la princesa Iris… ¿Quién es realmente?"
Aqua: (encogiéndose de hombros con una sonrisa despectiva) "¿Alice? Esa 'princesa' no es más que un androide."
Darkness: (confundida) "¿Un qué?"
Aqua: (suspirando con impaciencia) "Un androide, Darkness. Es como… un golem o una muñeca reanimada. Obedece órdenes de quien la creó, pero no funciona con magia, sino con electricidad y circuitos."
Darkness: (frunciendo el ceño, tratando de entender) "¿Electricidad en vez de magia? Entonces… ¿no es una persona viva?"
Aqua: "Exacto. Es una máquina, un montón de piezas, como si una armadura andante tuviera una mente, pero sin magia."
Cuando el interrogatorio de Alice comienza, Darkness toma asiento frente a la niña androide, mientras Aqua observa con los brazos cruzados.
Darkness: "Alice, dime, ¿quién te envió? ¿Cuál es el objetivo de tu misión en este reino?"
Alice: (con una lógica fría y robótica) "Mi misión es clasificada. Sin embargo, puedo ofrecer información general: nuestra tecnología supera a la magia en eficiencia, ya que la magia no existe. Lo que ustedes llaman magia son solo fenómenos físicos no comprendidos."
Aqua: (frunciendo el ceño) "¿¡Cómo que la magia no existe!? ¡Yo soy una deidad del agua! ¡Mis poderes son de origen divino!"
Alice: (inclinando la cabeza, en modo analítico) "Lo que describes puede explicarse en términos de energía. La 'magia' es solo una forma de energía manipulada."
Aqua: (enrojeciendo de ira) "¡Eres una insolente! ¡Esa lógica absurda va a arruinar tu sistema! ¡¿Cómo te atreves a negar mi existencia?!"
Darkness: (sujetando a Aqua antes de que se abalance sobre Alice) "¡Aqua, tranquila! No vamos a lograr nada si la destruyes aquí mismo…"
Aqua: (se revuelve, frustrada) "¡Déjame al menos darle una lección a esta cosa, Darkness! ¡Estoy harta de escuchar su 'ciencia' absurda y sin corazón!"
Alice: (sin inmutarse) "¿Golpearme cambiaría en algo mi programación? Según mis cálculos, la violencia es una reacción ineficaz."
Aqua: (forcejeando con Darkness) "¡Te voy a desprogramar con mi puño divino!"
Darkness: (suspirando y levantando a Aqua con dificultad) "Alice, tu juicio continuará… después de que logremos calmar a nuestra 'deidad'."
Darkness: (intentando mantener la calma) "Alice, si quieres evitar problemas, ¿por qué no simplemente cooperas? Dinos cuál es tu misión exacta en este reino."
Alice: (mirando a Darkness sin emoción alguna) "Podría hacerlo, pero, si me lo propongo, también puedo activar una bomba nuclear en mi núcleo. La explosión destruiría al menos tres países alrededor."
Darkness: (se ríe, creyendo que es una broma) "No tienes que exagerar, pequeña. Nadie podría tener ese tipo de poder tan fácilmente."
Aqua: (mirando a Darkness con seriedad) "No, Darkness… ¡es verdad! Esa cosa funciona con un reactor nuclear. Si ella dice que puede detonar una bomba, puede hacerlo. ¡Tenemos que liberarla antes de que haga algo!"
Darkness: (traga saliva, comprendiendo finalmente la gravedad de la situación) "E-está bien… vamos. Te llevaremos de vuelta a tu celda."
Mientras escolta a Alice de regreso, Darkness pasa junto a la celda de Rokugo y Grimm. Al ver la escena, Darkness se detiene, mirando cómo Rokugo se entretiene estirando y jugando con los pies descalzos de Grimm, que atraviesan los barrotes.
Darkness: (mirándolos con disgusto) "¿Podrían… dejar de hacer esas… cochinadas?"
Se da cuenta de que decir "afuera" no tiene sentido porque son prisioneros.
Darkness: (resignada, susurrando para sí) "Esto se está volviendo cada vez más ridículo…"
Alice: (con tono neutral, mirando la escena) "¿Su reino también permite actos tan… triviales en las celdas de máxima seguridad?"
Darkness: (ignorando la pregunta, pero aún frustrada) "Esto es completamente anormal…"
Mientras Darkness reflexiona, se da cuenta de que hasta ahora todo lo que Aqua ha dicho parece coincidir con la realidad. Además, recuerda que el detector de mentiras que usaron no se activó en ningún momento durante el interrogatorio. Esta información la pone en alerta.
Darkness: (pensando para sí misma) "Si todo esto es cierto… podríamos estar enfrentándonos a una invasión inminente. No podemos subestimar a estos agentes ni a su tecnología."
Darkness: (en su despacho, hablando en privado con Walter) "Walter, la situación es más grave de lo que pensaba. Estos espías… no son simples extranjeros. He descubierto que están asociados con una organización llamada Kisaragi. Debemos comunicar esto de inmediato a los demás señores feudales y a la realeza."
Walter: (asintiendo con gravedad) "Si lo que dices es cierto, debemos actuar rápidamente. Avisaré a todos los contactos y reforzaré la seguridad en Axel."
Darkness: "Además, he declarado un estado de excepción. Todo sospechoso de tener conexión con Kisaragi debe ser arrestado hasta nueva orden."
Mientras tanto, en las celdas, Rokugo sigue entreteniéndose usando los pies de Grimm para relajarse.
Grimm: (nerviosa, pero a la vez emocionada) "¿Entonces… entonces eso significa que oficialmente somos pareja, Rokugo? ¿Que realmente me aceptas?"
Rokugo: (con una sonrisa perezosa) "Claro, claro. No tengo nada mejor que hacer aquí, y necesitamos una excusa para soportar este aburrimiento. Y ser novio y novia es buen entretenimiento, ¿no?"
Alice: (desde su celda, con tono calculador) "Rokugo, acabo de captar algo interesante con mis sensores de sonido. Parece que me parezco a la princesa Iris de este reino, el Reino de Belzerg."
Rokugo: (considerando la idea) "¿La princesa, eh? Esto puede ser útil. Si jugamos bien nuestras cartas, podríamos causar confusión o incluso aprovechar esa coincidencia para ganarnos algo de libertad."
Grimm: (levantándose, emocionada) "¡Eso suena genial! Pero… para eso primero tenemos que salir de estas celdas."
Rokugo: (con aire despreocupado) "Oh, no te preocupes, Grimm. Para estas alturas, ya deberían haber pasado unas cuatro horas desde que perdimos contacto con Kisaragi. Según nuestras órdenes, si no volvía en 48 horas, los otros agentes deben lanzar un operativo de rescate."
Grimm: (sonriendo confiada) "¡Así que solo tenemos que esperar! ¡La ayuda está en camino!"
Alice: (mirando a los barrotes, calculadora) "Me parece una estrategia efectiva. Solo necesitamos esperar, y pronto tendremos nuestra salida… aunque podría ser prudente preparar un plan B, por si algo sale mal."
Grimm: (pensando en voz alta) "Esperemos que esos guardias no interfieran demasiado. Pero… ¿y si nos están escuchando ahora mismo?"
Rokugo: (riéndose) "Que escuchen. La cuestión es que estamos preparados para cualquier cosa, ¿verdad?"
En la superficie, Darkness se prepara para lo que podría ser una inminente invasión, y el pueblo de Axel comienza a notar la presencia de patrullas adicionales y un ambiente tenso.
En la base de operaciones de Kisaragi, que alguna vez fue una mazmorra olvidada, los agentes de Kisaragi están ocupados matando el tiempo de la forma más despreocupada posible. Unos juegan voleibol improvisado usando una red colgada entre dos columnas, otros comen parrillada con actitud de picnic, y algunos se dedican a jugar cartas sin ningún tipo de urgencia.
Hombre Tigre: (suspirando mientras da un mordisco a su brocheta de carne) "Me pregunto qué pasa con Rokugo. Se ha tardado mucho en volver."
Agente Random: (con indiferencia, lanzando una carta) "Amigo, no ha pasado ni un día desde que desapareció. Relájate, seguro se está divirtiendo."
Mientras tanto, en las celdas, Rokugo parece haber encontrado otra forma de matar el aburrimiento. Juega con los pies de Grimm, usando su lengua para hacerla reír y a la vez incomodarla.
Grimm: (ruborizada, pero algo divertida) "¡Comandante! Aquí no… ¡Nos están mirando!"
Rokugo: (encogiéndose de hombros) "¿Y qué? No tenemos nada mejor que hacer."
La "escena romántica" se interrumpe abruptamente cuando dos guardias entran, con seriedad en sus rostros.
Guardia 1: "Los hemos declarado culpables de espionaje. Un prisionero de guerra podría ser útil para obtener información, pero solo uno. Así que… solo uno de ustedes sobrevivirá."
Ambos, Rokugo y Grimm, levantan la mano con rapidez para salvarse, pero Alice —siempre lógica— señala a Rokugo sin dudar, inclinando la balanza en su favor.
Grimm: (enojada) "¡Ustedes dos son unos malditos cobardes!"
Rokugo: (tratando de calmarla) "No te preocupes, Grimm. Alice puede ser reconstruida por Lilith si algo pasa, y si llegamos a escapar, te llevaré al templo de Zenarith para que te revivan. Así que tú aguanta hasta el final."
Los guardias comienzan a escoltar a los prisioneros hacia su supuesta "ejecución". Alice sigue con indiferencia, sin resistirse, considerando que, siendo un androide, fingir estar "muerta" es fácil. Grimm, sin embargo, lucha, grita y se resiste hasta el último momento.
De regreso en la base de Kisaragi, el Hombre Tigre mira el reloj y se percata de que las 48 horas están cerca de cumplirse.
Hombre Tigre: (aburrido, tirando la última brocheta al piso) "Bueno, ya pasaron las 48 horas. Creo que es hora de ir a buscar al comandante Rokugo."
Agente Random: (con una pereza absoluta) "Ugh… no puedo creer que tengamos que ir. Pero bueno… ya, ya. Vamos."
Los agentes de Kisaragi se estiran, recogen sus cosas con desgano y comienzan a prepararse para el rescate, sin un ápice de prisa.
Los agentes de Kisaragi finalmente llegan a la mazmorra que ahora sirve como su base, exhaustos y con más preguntas que respuestas. Hombre Tigre baja a Grimm y la coloca en una cama improvisada. Sin mucho tacto, Rokugo decide despertarla al estilo Kisaragi: tirándole un poco de agua en la cara.
Grimm: (sobresaltada) "¡¿Eh?! ¿Dónde…? Ah… pensaba que estaba en el templo de Zenarith otra vez. Esto… esto no es el cielo, ¿cierto?"
Rokugo: (con una sonrisa irónica) "No exactamente, aunque viendo el desastre en Axel, ya casi lo parece."
Una vez recuperada, Grimm sacude la cabeza y recuerda algo importante del interrogatorio.
Grimm: "Comandante, durante el interrogatorio, esa sacerdotisa loca mencionó algo preocupante. Ella dijo que se encargó de borrar al culto de Regina personalmente."
Rokugo: (confundido) "¿Regina? ¿Y por qué debería importarnos una diosa desconocida?"
Grimm: (con tono sombrío) "Regina es la hermana de Zenarith, mi deidad. Y si no quedan seguidores… eso significa que Regina podría haber sido destruida. Cuando una deidad pierde a todos sus fieles, desaparece."
Rokugo: (frunciendo el ceño) "¿Y eso qué significa para ti?"
Grimm: "Bueno… si algún templo o santuario de Regina todavía sigue en pie, aunque sea en ruinas, podría aprovecharse para que Zenarith me devuelva a la vida. En teoría."
Rokugo: (sin mucha paciencia) "¿En teoría?"
Grimm: "Sí, en teoría. Pero la idea de confiar en un templo en ruinas para mi supervivencia es… un poco aterradora, para ser sincera."
Rokugo: (se encoge de hombros) "Vamos, seguro que lo averiguaremos. Después de todo, ¡ya has muerto más veces que cualquiera de nosotros!"
Grimm: (suspirando) "Sí, pero prefiero no hacerlo permanente."
Rokugo, aún con su plan en mente, decide canjear sus puntos de "mal comportamiento" por dos cosas esenciales para infiltrarse en Axel: una capa de invisibilidad y un vestido elegante para Alice. Con Alice vestida como una réplica de la joven princesa Iris, se dirige a la ciudad, confiado en que la gente de Axel los tomará como miembros de la realeza.
Rokugo: "Mira, Alice, solo tienes que quedarte ahí y sonreír. Haz como que eres la realeza, y no tendrás que hacer nada más."
Alice: "Entendido, aunque me parece una táctica altamente cuestionable. ¿Qué haremos si alguien se da cuenta?"
Rokugo: (con una sonrisa confiada) "Confía en mí
Cuando llegan al centro de Axel, Rokugo empieza a decir a cualquiera que pasa que la princesa ha llegado de visita sorpresa. Sin embargo, en cuestión de minutos, algunos de los aldeanos comienzan a mirar a Alice con una expresión de sospecha.
Aldeano 1: "¿La princesa Iris? ¡Pero Iris debe de tener… qué, unos 48 años ahora!"
Aldeano 2: "¡Sí, claro! Además, esa niña parece demasiado…
Rokugo: (murmurando a Alice) "Ups…
En ese momento, la multitud de aldeanos se vuelve hostil y comienza a sospechar que Rokugo es el espía que andaban buscando. Con miradas acusadoras, empiezan a rodearlo.
Aldeano 3: "¡Tú eres el espía que querían capturar! ¡Y esa niña es una impostora!"
Rokugo: (a Alice, mientras se coloca la capa de invisibilidad) "Cambio de planes, Alice. ¡Hora de escapar!"
Alice: "¿Es necesario que me lleves en la espalda?"
Rokugo: "¡Menos quejas y más correr!"
Sin más remedio, Rokugo levanta a Alice y la carga, desapareciendo de la vista de la multitud con su capa. Logran escapar de los aldeanos furiosos y se refugian en una esquina, donde Rokugo suspira, frustrado.
Rokugo: "Esto no salió como esperaba. Tal vez intentar hacerte pasar por alguien que supuestamente tiene la mitad de un siglo no fue la mejor idea."
Alice: (con tono neutral) "Tu plan falló en tres niveles de estrategia básica."
Rokugo decide regresar a la base para repensar la situación, sintiéndose observado por Alice y su crítica silenciosa durante todo el camino.