Con gran emoción, Catalina abordó el avión que la llevaría al país asiático. Durante el vuelo, se hizo amiga de una pareja de chinos que hablaban español y que se mostraron muy amables con ella. Le contaron acerca de la rica historia de China, sus tradiciones y costumbres, lo cual despertó aún más la curiosidad de Catalina.
Al llegar a China, Catalina se maravilló con la magnificencia de sus paisajes y la belleza de sus templos antiguos. Sin embargo, algo en el comportamiento de la pareja de chinos comenzó a inquietarla. Notó que siempre estaban vigilando sus movimientos y que evitaban que se acercara a otros turistas occidentales.
La tensión creció cuando la pareja desapareció misteriosamente una noche, dejando a Catalina sola en un país desconocido. Con el corazón acelerado, Catalina decidió investigar por su cuenta y descubrió que la pareja estaba involucrada en una red de tráfico de personas.
Sin dudarlo, Catalina contactó a las autoridades chinas y les proporcionó toda la información que había reunido. Gracias a su valentía, lograron desmantelar la red y rescatar a varias personas que estaban siendo explotadas.
Catalina regresó a España como una heroína, habiendo demostrado que, incluso en medio de la adversidad, el valor y la determinación pueden hacer la diferencia. Su viaje a China no solo le había permitido cumplir su sueño, sino también salvar a inocentes de una terrible realidad.