-Lucca baja ya. -Dice mi madre tocando la puerta. -estamos esperandote hace una hora y aun no terminas de arreglarte, tienes que ir al médico!, necesitamos saber porque no comes, o el porqué del que no te da hambre. -Dice mi madre fuera de mi cuarto; en la puerta.
-No, ya te dije que no voy a ir, estoy seguro que me van a vacunar, aparte, hoy comí como si nunca hubiera comido en toda mi vida. Ya dije, y no pienso cambiar de opinión. -Dije frente a la puerta con nervios.
-Lucca, entiende que no te vas a morir, las agujas no te van a doler, es solo un piquetito, lo prometo.
Salí de mi habitación, camine hacia las escaleras y justo antes de bajar, mis padres llegan y se posicionan frente a él. Mi madre toma un suspiro.
-Lucca, porfavor no hagas esto más difícil, lo único que queremos como tus padres es que estes bien. ¿Puedes acceder?
-Cruzo los brazos, me paro firmé.
-Y si no voy, ¿qué? -Dije tratando de retar a mi madre.
-Muy bien, si no vas no sales hoy en la noche con tus amigos, ¿queda claro? -Dice mi madre, se despega de la puerta y se va.
-¡Ay! ¡Los odio! - Digo y me voy corriendo a mi habitación mientras azoto silenciosamente la puerta de mi habitación. Me tiro sobre mi cama, tomo una almohada, la pongo sobre mi cara y grito desquiciadamente.
-No necesito ir, estoy bien, los mareos deben ser porque... No sé, pero debe de haber otra solución que no sean jeringas, ¡les tengo pánico! No creo que nececite de-. -Digo mientras camino hacia mi puerta y me desmayó.
El golpe en el piso fue tan fuerte que se escuchó hasta Narnia. Estaba desmayado, inconciente de lo que estaba pasando.
-Muy bien, Lucca Bradley, me puedes dar tu fecha de nacimiento, porfavor?
-¿Dónde estoy? ¡Mamá, te dije que no! -Digo alterado.
-Tranquilo, o va a pasar nada, dime tu fecha de nacimiento porfavor. -Dice el doctor, que por cierto, no se porque siempre me pregunta lo mismo, ya me conoce.
-Am, 30 de Julio de 2010.
-Muy bien, tienes 14 años de edad. Revisando tu historial, tienes la mayoría de tus vacunas, solo te hace falta una, y en este momento te la voy a aplicar.
-¿Qué? ¡No, mamá, me dijiste que no me iban a vacunar!
-Lucca, entiende, últimamente te has enfermado mucho, es mejor que tengas tus vacunas y no te vuelvas a enfermar tan seguido.
-Sube a la camilla, y siéntate o recuestate, cómo se te haga más cómodo. Y sobre todo, no te pongas nervioso y tenso, puede afectar a la hora de picarte y se puede romper la aguja.
Mi cara estaba totalmente pálida, sus manos sudando, nervioso y con ganas de salir corriendo del consultorio. El doctor destapa la jeringa y la aguja está a la vista, no es demasiado grande, pero estoy seguro que duele.
-3,2,1, y... Ahí va.
-Ahhhh!!! Ya, no quiero, !saquela!
-Ya Lucca, no te pongas nervioso o te va a doler más. -Dice mi madre.
El líquido se termina y el doctor saca la aguja. Me dolió como nunca antes en mi maldita vida. ¡No vuelvo a venir, NUNCA!
Salimos del consultorio, mi madre riendo de mí y mi grito, y yo, sufriendo por una vacuna. Ahora que lo pienso si exagero demasiado, es una simple aguja infantil, a veces me doy pena ajena, creo que siempre les he tenido pánico, no sé porque, jamás he tenido una mala experiencia, pienso que es algo mental, o psicológico.
-Quieres que te deje de una vez en el parque con tus amigos, o prefieres ir primero a casa?
-Em, si, déjame en el parque, ahora les mando un mensaje.
"Lucca, Sam, Joe, Sebastian..."
'YOU- Oigan, estoy de camino al parque, los espero en el puesto de helado!
'SAM- Sipi, ahora voy.'
'SEBASTIAN- Okey, llegó como en 10'
'JOE- Okey, apurense, no me quiero perder las hamburguesas de hoy!'
Estoy como a 10 minutos del parque, espero que por fin podamos tener una noche tranquila, sin gente haciendo ruido, gritando, es un poco molesto, para eso está el área de festivales. Aunque tampoco me disgusta tanto, sin eso sería muy aburrido.
-Muy bien, llegamos a su destino jovencito. Te espero en casa antes de las diez. -Dice mi madre volteando a verme mientras me da un abrazo.
-Okey, te quiero, bye.
Me bajo del auto y caminó hacia la entrada del parque, es el parque "San Lucas". Es buen parque, hay puestos de comida, karaoke, helados, malteadas, juegos de mesa, de puntería, regalos, etc,etc,etc...
-Hay no, ya no quiero estar aquí, siento que me voy a aburrir, y si mejor me voy? Es que hay mucha gente, ruido, no sé. Bueno, es un parque, que quería que hubiera? Hay ya, vamos, x Lucca, fluye. Jajaja.
Dónde estarán esos inútiles? Ojala no se hayan perdido otra vez, esta vez no voy por ellos, ahí viene Joe.
-Hello, ¿como estas chiquillo?, anyways, estoy muerto de hambre. ¿Apoco soy el primero en llegar? Hay no, los demás van a llegar en tres horas, como la última vez. - Dice Joe mientras me abraza y me toma del brazo para caminar juntos.
-Sí, parece que hoy van a tardar, -digo, mientras trato de calmarme y evitar que los nervios de la vacuna me sigan afectando.
Joe y yo nos acercamos al puesto de helados, y en cuanto pedimos, veo que Sam y Sebastian vienen caminando hacia nosotros.
-¡Ya era hora! -grita Joe, fingiendo impaciencia.
-¡Cállate, si apenas llegamos diez minutos tarde! -responde Sam, riendo.
Nos sentamos en una mesa cerca del puesto de hamburguesas, mientras cada uno se acomoda con su comida. A pesar de lo ruidoso que es el lugar, empiezo a sentirme más tranquilo, agradecido de estar con mis amigos y de haber sobrevivido a la maldita vacuna.
-¿Y qué onda con el doctor? -pregunta Sebastian-. ¿Te portaste bien o nos vas a decir que casi te desmayas?
-No quiero hablar de eso -respondo rápidamente, tratando de cambiar el tema, pero todos empiezan a reír.
-Está bien, al menos sobreviviste -dice Sam, dándome una palmada en la espalda-. Eso ya es ganancia.
Y mientras la noche avanza, con hamburguesas y helados, me doy cuenta de que a pesar de todo, estar aquí con ellos es lo que realmente me hace sentir bien. Incluso si tuve que pasar por el infierno de una jeringa para llegar hasta este momento.
Mientras estamos hablando y riendo, de repente noto que en la mesa de al lado llega un grupo de chicos. Entre ellos está Alex, un chico alto, de cabello castaño desordenado y ojos cafés profundos. Mi corazón se acelera al instante. Es de mi misma escuela, del salón de al lado, y... tengo un crush con él desde hace meses. No me van a negar que está bonito.
Intento mantener la calma, pero no puedo evitar echarle un vistazo cada pocos segundos. Está con sus amigos, riendo y hablando, parece tan relajado. Sam se da cuenta de mi distracción y me sigue la mirada.
-¿Qué estás viendo? -pregunta con una sonrisa maliciosa.
-Nada, nada -respondo rápidamente, tratando de parecer despreocupado.
-Ah, ya sé -dice Joe, que también ha notado a Alex-. Es Alex, ¿no? Lucca tiene un crush con él desde hace tiempo.
Siento cómo mis mejillas se ponen rojas al instante.
-¡Shh! No tan fuerte -susurro, poniéndome aún más nervioso al pensar que alguien podría escucharnos.
-Relájate, ni siquiera te ha visto -dice Sebastian, dándome un empujón juguetón-. Tal vez es tu oportunidad de hablarle.
-¿Hablarle? ¡No puedo ni respirar cuando lo veo! -respondo, medio en broma, pero completamente en serio.
Justo en ese momento, Alex se gira un poco en su asiento y por un segundo, nuestras miradas se cruzan. Siento un vuelco en el estómago y rápidamente desvío la vista, esperando no haber hecho el ridículo.
-Oh, Dios... -susurro, sintiendo que todo mi cuerpo se tensa.
-Vamos, Lucca, solo es un chico -dice Sam, tratando de animarme-. Podrías invitarlo a unirse a nosotros. Total, todos estamos aquí para pasarla bien.
Mi mente empieza a correr. ¿Invitarlo? ¿Hablar con él? No estoy seguro si estoy listo para eso... pero al mismo tiempo, la idea de quedarme toda la noche sin siquiera intentar algo me llena de arrepentimiento anticipado.
Mi corazón late con fuerza ante la idea de acercarme a Alex, pero de inmediato me arrepiento. ¿Qué tal si ni siquiera le caigo bien? Además, seguro es hetero. Nunca lo he visto con chicos, y siempre está rodeado de chicas y sus amigos de fútbol. La idea de hacer el ridículo me invade.
-No, no puedo -digo, bajando la mirada-. Seguro no le intereso, además, ¿y si ni siquiera le caigo bien? Lo veo todos los días en la escuela, pero nunca hemos hablado.
Joe me mira con simpatía.
-Lucca, eso no lo sabes hasta que hables con él -dice, tratando de sonar lógico-. A lo mejor es más amable de lo que crees.
-Sí, o a lo mejor te ignora como todos los chicos populares hacen, -bromea Sam, riendo suavemente.
-¡Exactamente! -respondo, sintiendo que mis miedos se confirman-. No soy nadie para él.
Sebastian, siempre el más práctico del grupo, toma un sorbo de su refresco y dice:
-Si no quieres hablarle, está bien, Lucca. No tienes que forzarte. Pero tampoco te hagas ideas sin saber. A veces la gente sorprende.
Me quedo en silencio, removiendo mi helado sin mucho entusiasmo. Aunque mis amigos intentan animarme, no puedo sacudirme la sensación de que acercarme a Alex sería un error. No quiero ser el chico que hace que las cosas se pongan incómodas. Quizás es mejor seguir observándolo desde lejos, como he hecho hasta ahora.
De repente, mientras estoy perdido en mis pensamientos, escucho una voz a mi lado.
-Hey, tú vas a mi clase de artes, ¿verdad? -dice Alex, mirándome directamente con una sonrisa amistosa.
Mi corazón se detiene por un segundo. No puedo creer que me esté hablando. Me quedo en blanco un momento antes de poder reaccionar.
-Ehh, sí, sí, soy Lucca -respondo, tratando de no sonar nervioso, aunque estoy seguro de que mi voz tiembla un poco.
-Sabía que te reconocía -dice él, acercándose un poco más, dejando a sus amigos en su mesa-. Te veo seguido en la clase, y... no sé, me pareciste interesante. Siempre estás concentrado en lo que haces. Yo soy Alex, por cierto, aunque creo que ya lo sabes.
Asiento, sintiendo cómo mis manos empiezan a sudar.
-Sí, te conozco. Te he visto... también. -Trato de sonar casual, pero me doy cuenta de lo torpe que suena.
Alex sonríe, como si no le importara lo incómodo que estoy.
-Quería hablar contigo desde hace un tiempo, pero nunca encontraba el momento. Parece que nos cruzamos bastante, y pensé que sería bueno conocerte. ¿Te importa si me uno a ustedes?
Estoy en shock. No solo me habló, ¡quiere ser mi amigo! Miro a mis amigos rápidamente, y todos me observan, sorprendidos pero sonriendo, como diciendo "¡Esto es tuyo!". Finalmente, logro reaccionar.
-Claro, sí, siéntate. -Le hago un gesto hacia la mesa.
Alex se sienta con nosotros, y empezamos a hablar de la clase de artes, de música, y de cosas cotidianas. A medida que pasa el tiempo, me voy relajando y me doy cuenta de que todo lo que había pensado sobre él estaba equivocado. No solo es amable, sino que parece realmente interesado en conocerme.
Mientras la conversación fluye, me siento más cómodo, y por primera vez en mucho tiempo, la ansiedad que siempre he sentido cuando lo veo se disuelve. Tal vez, después de todo, este no sea un desastre como había imaginado.
Almenos, no por ahora.
Paso el rato, y seguíamos platicamos, acerca de muestras cosas favoritas.
A Joe le encanta el mundo del cine, quiere ser director. Sam es una increíble diseñadora, me ha echo unas cuantas prendas. Sebastián es músico, le gusta la guitarra, la batería y las trompetas. Alex es cantante, y le gusta escribir canciones. Y yo, también me gusta cantar, pero escribir no, no se me da, no es mi talento.
-Mañana tenemos clase de Artes, en música me gustaría que estuviéramos juntos. Tengo una canción, te la quiero enseñar. - Dice con una sonrisa.
-Si, está bien. Mañana te veo. -Digo con una sonrisa mientras el se va.
Camina con sus amigos hacía la salida, y se van.
-¡Ah! Alguien tiene novio, y no es Sam. -Dice Joe burlándose de Sam.
-Haha, dejala, sigue enamorada de su ex. -Dice Sebastián, también burlándose.
-No ya, malditos, así no juego. -Dice Sam mientras les da un golpe a cada uno.
-No puedo creer que sepa quién soy, parece irreal. -. Digo sorprendido -No lo puedo creer.
-Hay ya, ni que fuera un actorazo como mis poderosos Kit Connor, Henry Cavill, o mi papucho, Cris Hemsworth... -. Dice Sam, muy hormonal, tal vez es la adolecencia.
-Mañana le voy a hablar, espero no quedar como inútil -. Digo preocupado.
Terminamos de comer, y nos fuimos a muestras casas. Hace mucho frío, ¿quién quiere estar afuera con este clima? Yo.
-Bye, bye, ¡los quiero mucho caras de tlacuache! -. Dice Sebastián.
-¿Disculpa?, Mi cara está tallada por los mismos dioses, afrodita me creo. -Dice Joe, siendo sarcástico, OBVIAMENTE.
Nos despedimos de una peculiar forma, y nos vamos a nuestras casas a descansa, mañana será un día estresante.
O no...