En una habitación donde una mujer hermosa de cabello rubio hasta la espalda, estaba recostada gimiendo de dolor y parecía que el cielo sentía su sufrimiento.
Una tormenta que azotaba a los siete reinos, sin tregua. Los Árboles eran arrancados desde la raíz por el fuerte viento y los animales se asustaban por los rayos que impactaron contra la Tierra.
Pero la mujer no hizo caso a la Tormenta, solo seguía gritando mientras un hombre con armadura dorada, cabello rubio y apuesto sostenía su mano. El nombre de la mujer era Cersei Lannister, Reina de los Siete Reinos. Y el hombre a su lado, Jaime Lannister Guardia Real del Rey.
Tras bambalinas, era el amante de su hermana y si ambos eran honestos, padres del futuro Rey de los Siete Reinos.
Pero no estaban listos para la sorpresa, cuando la reina dio un último grito y pujo de nuevo, el hombre que sostenía al bebé lo miro, en busca de algo mal y no lo había, sonrió y se lo ofreció a su reina.
Cuando los dos rubio vieron al bebé se quedaron congelados, por muy poco que sea, tenía cabello negro y al abrir los ojos, un profundo azul de poder los recibió.
El niño no lloro, lo único que hizo fue sonreír tratando de extender sus brazos a su madre.
Antes de que la reina pudiera seguir, gimió de nuevo y el maestro que tenía al bebé se lo dio a una de las sirvientas para que lo envolviera en una manta. La reina gimió de nuevo, pero la tormenta había pasado y el segundo bebé llegó pero era diferente al primero.
Cabello rubio y ojos verdes, este en cambio si grito pero parecía más una demanda que cualquier otra cosa, el si lloro cuando fue apartado para solo cubrirlo.
—Son gemelos, mi reina.
Luego la puerta se abrió por un hombre, cabello negro, ojos azules y por muy leve que pareciera una barriga en pleno crecimiento.
—Mi amor.
Ahora sabiendo quien era, era el Rey Robert Baratheon que había estado de caza se había retirado porque una tormenta había azotado a todos los reinos.
Solo cuando llegó al castillo, un guardia le dijo que su espaso estaba en labor de parto, cuando llegó le sorprendió ver dos bebés.
—¿Cómo los llamaremos?
Pregunto Cersei con una sonrisa por ver a sus dos hijos. El rey sonrió para ver al bebé, que tenía su esposa en el brazo derecho.
—Una Tormenta, el primogénito. Un nombre fuerte.
Susurró Cersei a Robberte que asintió, entonces varias palabras y nombres pasaron por su cabeza, un nombre que recibiera el poder de la Tormenta y más.
El maestro que estaba ahí, no pudo evitar recordar el nombre de un antiguo Dios de la antigüedad, tan viejo como los árboles, muchos alabaron a ese Dios como un Demonio benevolente.
Bueno con sus preciosas personas, alguien que no doblaba la rodilla ante las amenazas, ofrecía paz pero, si algunos no querían paz, sería mejor que se preparan, porque habría Guerra.
Si el Dios quería paz, prepárense para la Guerra.
—Si me permiten...
Los padres le prestaron atención.
—Hay una leyenda, sobre un Dios que fue benevolente y un demonio para sus enemigos, muchos lo adoraban y otros le tenian miedo.
—Me agrada como suena... ¿Cuál era el nombre de este Dios? -pregunto el Rey.
—Su nombre tenía muchos significados, El Vorágine, Maelstrom, pero el más acercado fue en la antigua Valyria.
Dejo un poco de suspenso en el nombre para después dar el nombre de aquel Dios.
—Su Nombre era Naruto, la encarnación de Ashura. Irá y Poder.
El rey sonrió, luego vio a su esposa que asintio al nombre de su primogénito, el primero con el nombre, futuro Rey de los andalos y de los primeros hombres. Protector del Reino.
—Naruto... Naruto Baratheon. Futuro Rey de los Siete Reinos.
Y el bebé soltó un grito, casi rugido que sorprendió a sus padres pero les gustó cuando Naruto estilo el brazo a su padre.
—Le gusta.
Cersei estaba feliz, no le importaba que esté bebé fuera legítimo de Robert, la criatura en su brazo derecho y recordó algo de su pasado.
Cuando era joven, un recuerdo paso por su mente, aquella profecía o más bien, su futuro como futura reina.
En las tierras de Casterly Rock, una joven Cersei caminaba por los bosques de la zona con su amiga, Melera Hetherspoon. Caminaban con dificultad por el barro y la tierra, ya que Cersei estaba decidida, pero Melera no.
—No deberíamos estar aquí solos- dijo Melera.
—¿Por qué no?- preguntó Cersei.
—Si tu padre se entera...
—Nunca sabrá que nos hemos ido —dijo Cersei.
—Pero si se entera... —dijo Melera mientras Cersei se giraba hacia ella.
—No tienes por qué tenerle miedo a mi padre- dijo Cersei mientras guiaba a su amiga por el bosque.
Siguieron caminando, pasaron por un pequeño río y vieron una cabaña con humo saliendo del techo, lo que significaba que alguien vivía allí.
—¿Estás segura?- preguntó Melera asustada.
—Sí - dijo Cersei.
—No deberíamos entrar.
Melera estaba asustada y era evidente, la casa a la que entraban no daba pinta de salir de ahí.
—Por supuesto que deberíamos —dijo Cersei, sin miedo en absoluto.
Se acercaron a la cabaña y entraron, pasando por delante de la cesta, las ramitas y el cordel, mientras Cersei veía varias hierbas secas, plantas y cosas medicinales, así como polvos secos de lo que parecían ser ingredientes mágicos. Entonces vio lo que había venido a buscar, la bruja que vivía en la cabaña. Cersei solo podía ver las manos y las piernas de la bruja, ya que su rostro estaba nublado en la oscuridad. Cersei dio un paso adelante cuando Melera chocó contra una jaula de ratas y gritó.
—¡Sal de aquí! ¡SAL!.
La bruja se inclinó hacia la luz y vieron su rostro. Parecía una mujer normal. No tenía forúnculos ni verrugas en la cara, simplemente era normal. Era la bruja del bosque, Maggy.
—Vámonos - dijo Melera mientras intentaba alejar a Cersei, pero Cersei no se movió.
—No -respondió Cersei.
—Escucha a tu amiga- dijo Maggy a Cersei.
—Dijeron que eras aterrador, con dientes de gato y tres ojos. No eres aterrador, eres aburrido —dijo Cersei con aire de suficiencia.
—No sabes lo que soy - dijo Maggy.
—Sé que eres una bruja y que puedes ver el futuro. Cuéntame el mío.
Cersei ordenó, no fue una súplica o algo por el estilo, al parecer ignoro que aún si ella fuera de la realeza, estaba en presencia de una bruja.
—Todos quieren saber cuál será su futuro. Hasta que lo saben -dijo Maggy.
—Esta es la tierra de mi padre. Mi tierra. Dime cuál será mi futuro o haré que te saquen esos dos aburridos ojos de la cabeza.
Cersei amenazó, mientras Maggy se reía entre dientes y decidía divertirse. Así que agarró un cuchillo que había sobre una mesa.
—Tu sangre. Dame un poco de sabor -dijo Maggy mientras le tendía el cuchillo.
Cersei tomó el cuchillo y se cortó un poco el pulgar para que comenzara a sangrar. Maggy agarró la mano de Cersei y bebió la sangre, mientras Cersei y Melera la miraban extrañadas. Maggy terminó y luego apartó la mano de Cersei.
—Te voy a responder tres preguntas. No te gustarán las respuestas -dijo Maggy.
—Me han prometido al príncipe. ¿Cuándo me casaré? -preguntó Cersei.
—Nunca te casarás con el príncipe. Te casarás con él rey -dijo Maggy.
—¿Pero yo seré reina? -volvio a preguntar Cersei.
—Sí , serás reina -dijo Maggy mientras Cersei se sentía satisfecha y Maggy sonreía. —Por un tiempo. Luego vendrá el héroe prometido, que te quitará todo lo que amas y te destronará. Entonces será rey y sus reinas demostrarán que son más dignas que tú.
Cersei se sintió perturbada por ese comentario, pero aún así siguió preguntando.
—¿Tendremos hijos el Rey y yo? -preguntó Cersei.
—Si, tendrás un hijo con el rey, pero él tendrá veinte y tú tendrás tres —dijo Maggy.
—Eso no tiene sentido -dijo Cersei.
Luego la bruja empezó a reírse por la ironía, quien diría que de futuro tan oscuro solo una pizca de bondad y poder saldría de ella. El Rey prometido, el protector sería el primero y el único en ser digno de tal título.
Luego en un movimiento que Cersei no esperaba, la mujer tocó su vientre con su palma para después retiralo, al segundo de retirarlo, la rubia se tomó el vientre por un dolor que la recorrió por todo el cuerpo.
Luego la bruja tomo el rostro de Cersei para acercarla a su cara y con una sonrisa, decile otras palabras.
—Esta hecho, tu causaras tu propia perdición. Tu hijo será digno, pero ten cuidado de a quién decides alimentar. Porque el verdugo que te cortará la cabeza, tú lo alimentaras.
Solto la cara de Cersei que estaba asustada, luego salio corriendo.
(...)
Al volver al presente, las últimas palabras no le parecieron importantes. No había nada al respecto sobre que esa profecía se pudiera cumplir, su hijo había nacido, el mejor Rey que existira.
—Naruto~
Susurró el nombre de su primogénito mientras le daba una sonrisa y el Sela devolvió.
—En cuanto a ti, mi pequeño. Joffrey... Serás el heredero de Casterly Rock. El segundo hombre más poderoso de los Siete Reinos.
Mientras que Jaime Lannister veía la interacción del Rey y su hermana, no pudo evitar tener un sentimiento de poder de que uno de los niños, sería suyo. Y que siempre habrá un Lannister con derecho a la corona.
Ahora Cersei estaba alimentando a sus dos hijos, pero la reina paso por desapercibido un brillo de color azul en los ojos de Naruto.
Y más allá de los Siete Reinos.
Una figura encapuchada que sostenía un centro, hecho a partir de un meteorito y el acero más fuerte de todo el mundo, el Acero Valyriano.
Él sujeto estaba en una ruinas en la antigua Valyria, la ciudad que una vez fue considera el centro del mundo y le hogar de los Dragones, ahora solo era una ciudad muerta con grandes depósitos de magia y más cosas.
El hombre dio media vuelta, para ir a una ruinas de lo que quedaron de la ciudad y camino mientras su bastón brillaba en azul, luego una ruinas empezaron a desplazarse para mostrar una piedra, luego el hombre hizo que en su mano se prendiera una bola de fuego para que el bastón empezará a calentarse y estar al rojo vivo. El hombre tomo un martillo que estaba en la piedra para empezar a golpear el cetro.
Dentro los siguientes dos días el hombre martillo sin descansar, hasta hacer una hermosa espada de ciento veinte centímetros con el típico patrón de varios aceros unidos entre sí. Luego tomo un cincel que brillo en rojo, empezó a dibujar una runas en la hoja de la espada. Termino viendo su trabajo, luego para finalmente templar la espada, convocó un cilindro de hierro.
Mientras la hoja seguía al rojo vivo dejo que siguiera así, porque fue por algo y regreso con una piedra en forma de huevo bastante grande. Rompió el huevo para que de él salga un embrión de dragón en pleno crecimiento y mucho líquido.
Sin perder el tiempo templo la espada que soltó una ponte llama de fuego, luego de que el fuego se apagará saco la espada y ver qué su trabajo estaba hecho, le dio los toques finales usando, piel de dragón que se mantuvo intacta afortunadamente y hueso de dragón.
Colocó la espada junto a otra espada que tenía un tono oscuro como el vidrio de dragón, pero en el centro de la hoja también había una runas escritas si uno observa con atención.
—Ahora, solo falta que el venga.
Ambas espadas empezaron a brillar, las runas empezaron a brillar en azul y soltaron una onda que se extendió por la vieja Valyria hasta llegar a los siete reinos.