Capítulo 45: El Susurro del Corazón - La Danza de la Esperanza
El sol de la mañana se colaba por las ventanas de la nueva casa de Ryeowook, bañando la habitación en un cálido resplandor dorado. Ryeowook se despertó con una sonrisa en los labios, una sensación de paz y tranquilidad que no sentía desde hace mucho tiempo.
Su cuerpo, transformado, era ahora un templo de belleza y delicadeza. Su piel, blanca y pálida, brillaba como la nieve recién caída. Sus ojos, celestiales y brillantes, reflejaban la esperanza que había renacido en su corazón. Su cabello, blanco dorado y plateado, era como un halo de luz que lo rodeaba.
Se levantó de la cama y se dirigió al espejo. Se miró a sí mismo con asombro.
"Soy yo," murmuró, su voz era un susurro de incredulidad. "Soy yo, pero diferente."
Sintió una fuerza nueva dentro de sí, una fuerza que lo impulsaba a seguir adelante.
"No voy a permitir que el dolor me derrote," murmuró, su voz era un susurro de determinación. "Voy a ser feliz. Voy a ser fuerte."
Tomó a Kim Ryekook de la mano y bajaron a la cocina. El desayuno ya estaba preparado, un delicioso pastel de manzana y un vaso de leche fría.
"Buenos días, mamá," dijo Kim Ryekook, su voz era un susurro de amor.
"Buenos días, mi amor," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de amor.
Comieron en silencio, disfrutando de la paz y la tranquilidad que los rodeaba. Ryeowook se dio cuenta de que la verdadera felicidad no estaba en las cosas materiales, sino en el amor que compartía con su hijo.
Después del desayuno, Ryeowook llevó a Kim Ryekook al parque. El sol brillaba con fuerza, el aire era fresco y limpio. Los niños jugaban en los columpios, los pájaros cantaban en los árboles.
Ryeowook se sentó en un banco y observó a Kim Ryekook jugar. Su hijo era su alegría, su esperanza, su amor.
De repente, sintió una presencia a su lado. Era Jimin, su rostro lleno de sonrisa.
"Buenos días, Ryeowook," dijo Jimin, su voz era un susurro de amistad.
"Buenos días, Jimin," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de amistad.
"Te traje un regalo," dijo Jimin, su voz era un susurro de amistad.
Jimin le entregó un ramo de rosas rojas.
"Son para ti," dijo Jimin, su voz era un susurro de amistad.
Ryeowook tomó las rosas y sonrió.
"Gracias, Jimin," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de gratitud.
Jimin se quedó en silencio un momento, sus ojos llenos de tristeza.
"Lo siento mucho por lo que pasó," dijo Jimin, su voz era un susurro de arrepentimiento. "No debería haber permitido que Lisa te hiciera daño."
Ryeowook asintió con la cabeza.
"Está bien," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de perdón. "Ya pasó."
Jimin se quedó en silencio un momento, sus ojos llenos de esperanza.
"Espero que puedas perdonar a Jungkook," dijo Jimin, su voz era un susurro de esperanza.
Ryeowook se quedó en silencio un momento, sus ojos llenos de dolor.
"No lo sé," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de duda. "Pero voy a intentarlo."
Jimin sonrió.
"Eso es todo lo que importa," dijo Jimin, su voz era un susurro de esperanza.
Jimin se fue, dejando a Ryeowook solo con sus pensamientos.
Ryeowook se dio cuenta de que la vida es un ciclo de dolor y esperanza. Y que la verdadera fortaleza está en la capacidad de perdonar y de seguir adelante.
El susurro del corazón de Ryeowook era un eco de esperanza, un eco que lo guía a través de los momentos difíciles, un eco que le recuerda que el amor siempre vence.