—¿Matarnos? —Rata, como si hubiera escuchado el mayor chiste del mundo, estalló en carcajadas y luego su expresión repentinamente se volvió feroz—. En la montaña, solo fuimos descuidados y nos tomaste por sorpresa. Pero ahora, hemos instalado una formación en el Templo del Dios de la Tierra. ¡Aquí, por muy fuerte que seas, no serás rival para nosotros!
Luego, Rata intercambió una mirada con Gato Gordo, asintieron suavemente el uno al otro y simultáneamente realizaron sellos con las manos.
Instantáneamente, el suelo se cubrió de densas runas negras y un extraño lustre negro surgió dentro de la formación, envolviendo todo el espacio. Dentro de ese brillo negro, se podían ver las siluetas borrosas de talismanes.
Cada talismán emitía un aura extremadamente siniestra, y lamentos fantasmales resonaban por el aire.
¡Habían preparado la formación con anticipación!
