—¡Corre!
En ese momento, Ma Hao estaba completamente aterrorizado y decidió huir en su pánico.
Sin embargo, justo cuando había corrido unos pocos metros, una figura bloqueó su camino. El rostro frente a él se fue haciendo más claro gradualmente. Cuando finalmente vio el rostro, sus pupilas de repente se contrajeron, y su rostro se llenó de un miedo interminable.
—Nuestro asunto aún no ha terminado, ¿a dónde crees que vas?
La sonrisa de Li Qianfan era brillante, pero emitía una sensación siniestra.
—¡Yo... yo no quería lastimar a tu cuñada!
—Es un malentendido, solo un completo malentendido.
El miedo llenó los ojos de Ma Hao, y su cuerpo retrocedió inconscientemente.
—¿Sabes? No hay muchas personas importantes para mí, y Meng Lin definitivamente es una de ellas. Cuando me quedé ciego, no solo no me despreció, sino que también me llevó a la ciudad para buscar tratamiento. Y tú la trataste así...