—Hermosa, tan hermosa, ¡e increíblemente sexy!
Li Qianfan no dudó y respondió de inmediato.
Viendo los ojos de Li Qianfan pegados en ella, los labios de Ye Ling'er se curvaron en una sonrisa triunfante, pero no dijo nada más y se sentó tranquilamente al lado de Li Qianfan.
Una fragancia única flotaba en el aire, penetrando las fosas nasales de Li Qianfan y provocando que el fuego lujurioso dentro de él ardiera aún más ferozmente.
¡Gulp!
Li Qianfan miró de reojo y se sintió intensamente atraído por el escote sin fondo de Ye Ling'er. Tragó saliva y preguntó:
—Ling'er, tu camisón es tan sexy.
—¿Quieres tocarlo? —preguntó Ye Ling'er, arqueando las cejas a Li Qianfan.
¡Algo no está bien!
La actitud directa de Ye Ling'er de inmediato alertó a Li Qianfan de que algo andaba mal. En su mente, Ye Ling'er siempre había sido una chica muy conservadora, sin embargo, ahora llevaba puesto un camisón tan sexy y hasta lo estaba seduciendo activamente.