—¡Ah!
Al instante siguiente, un grito como el de un cerdo degollado resonó en el silencioso restaurante de hotpot.
El caldo hirviendo del hotpot cocinó instantáneamente la mano de Zheng Tianhua. El dolor insoportable lo invadió como una inundación, golpeándolo como un rayo. Su mente quedó en blanco. Nunca esperó que Li Qianfan fuera tan decididamente despiadado.
—Li Qianfan
Chu Mingyue se sorprendió por la repentina escena. Se cubrió la boca con ambas manos, sus ojos revelaban un shock incontrolable. En su memoria, Li Qianfan había sido particularmente tranquilo cuando era estudiante, sin parecer capaz de hacer algo así.
Wang Wu y Li Wei quedaron completamente atónitos por la escena frente a ellos, retrocediendo inconscientemente al escuchar los gritos porcinos de Zheng Tianhua.
—¡Ayuda... Sálvenme!