A medida que comenzaba el coqueteo, Li Qianfan solo sentía su cuerpo electrizado, ese hormigueo que lo mantenía constantemente tenso. Sin embargo, las delicadas manos de Lin Yiren parecían poseer magia, calmando su ardor con una sensación fresca.
El calor infernal provocado por la Píldora de Fortalecimiento Yang se iba extinguiendo gradualmente.
—¡Uf! —Li Qianfan soltó un largo suspiro de alivio y cerró cómodamente los ojos.
Al mirar hacia arriba, Lin Yiren se sintió enormemente animada al ver la expresión de placer en el rostro de Li Qianfan, y redobló sus esfuerzos. No pudo evitar preguntarse qué había consumido Li Qianfan para desarrollarse tan bien.
—¿Cómo podía su desarrollo ser tan impresionante?
—Si pudiera saborear a Li Qianfan, sin duda sería la cosa más feliz del mundo.
Aunque Lin Yiren anhelaba profundamente esto, mantuvo sus deseos ocultos en su interior, sin mostrar ni un indicio, y continuó usando sus manos para asistir a Li Qianfan.