En el amplio salón de la villa había un hombre y una mujer, enredados el uno con el otro...
La mujer, en sus primeros treinta años y con una altura de 1.68 metros, tenía rasgos delicados, piel clara y una figura extremadamente voluptuosa. Incluso en su ropa de hogar holgada, las cautivadoras curvas no podían ocultarse.
Debido a que el escote de su ropa era bastante bajo, se mostraba un profundo escote que, en su forcejeo con el hombre, hacía que su suave pecho temblara continuamente, como si pudieran saltar de su ropa en cualquier momento.
Abajo había un par de largas y suaves piernas, y en el tobillo llevaba un tatuaje de una mariposa floral, luciendo bastante salvaje.
El hombre, también en sus treintas, llevaba un corte de cabello hacia atrás que parecía algo desordenado debido a no haber sido arreglado tras despertarse. Era bastante guapo, excepto por su gran barriga, dándole un aspecto general grasoso.
—Esposa, estoy a punto de irme al trabajo, ¿quieres dar una vuelta?