Sentado en el taxi de camino al salón de masajes Nueve Hermanas, Li Qianfan observaba cómo los altísimos rascacielos pasaban veloces por fuera de la ventana, su mente completamente ocupada con la batalla que acababa de tener con Liu Sisi; no se perdió ni un solo detalle.
Saboreando esa sensación suprema de placer, Li Qianfan sintió una emoción indescriptible en su corazón. El encuentro acababa de terminar, y ya estaba anticipando la próxima vez.
¡Hacer ese tipo de cosas es verdaderamente dichoso!
Li Qianfan, experimentándolo por primera vez, rápidamente se enamoró de este sentimiento, especialmente recordando cómo Liu Sisi se arrodillaba y le rogaba por misericordia, llamándolo 'papá'; le daba una increíble sensación de logro.
Sin embargo, la idea de que su cuñada estuviera de pie observándolo todo mientras él y Liu Sisi luchaban inmediatamente hacía que las mejillas de Li Qianfan comenzaran a arder.
Pero en la torpeza, Li Qianfan también sintió una emoción peculiar.