Las oscuras y siniestras profundidades tenían a Qie Ranzhe nadando frenéticamente en busca de Lin Jingxie, pero no importaba cuánto buscara, no podía encontrarlo. Cuanto más tiempo permanecía bajo el agua, más mareado se sentía debido a la falta de oxígeno. El tiempo se agotaba para ambos, ya que no había manera de que volviera a la superficie sin Lin Jingxie. Si Lin Jingxie iba a morir, entonces morirían juntos.
Justo cuando había aceptado su inminente fallecimiento, de repente notó una figura tenue a la deriva a unos metros de distancia. En su última zancada, agarró el brazo de un Lin Jingxie que no respondía antes de nadar hacia la superficie. En un frenesí desesperado por salvarlo, Qie Ranzhe sacó el cuerpo inerte de Lin Jingxie del agua antes de colocarlo en el suelo. Los labios congelados del chico eran de un púrpura intenso y su cuerpo entero estaba inmóvil sin señales de vida.
Qie Ranzhe lo sacudió un par de veces llamándolo pero el chico seguía sin responder. Consumido por el miedo, temiendo lo peor, le dio una bofetada suave en la cara intentando despertarlo —¡Jin-ge! ¡Jin-ge, despierta por favor! —llamó en una voz temblorosa y desgarradora, expresando abiertamente el dolor que sentía en su corazón. En un último esfuerzo por salvarlo, Qie Ranzhe se sentó encima de él con las rodillas a los lados de la cintura de Lin Jingxie antes de administrarle RCP.
Pensando sólo en salvar a Lin Jingxie, colocó su mano izquierda sobre su pecho antes de cubrirla con el talón de su mano derecha entrelazando los dedos de ambas manos juntas. Repitió treinta compresiones torácicas pero Lin Jingxie no respondía, obligando a Qie Ranzhe a administrar respiraciones de rescate. Inclinó la cabeza de Lin Jingxie mientras levantaba la barbilla del chico inconsciente para abrirle las vías respiratorias. Intentó mantener la calma entregando respiraciones de rescate tres veces y estaba a punto de hacerlo una cuarta vez cuando Lin Jingxie finalmente reaccionó pero no de la manera que esperaba.
—El tipo se lamió el labio inferior de una manera provocativa dejando detrás una sensación de hormigueo que nublaba el juicio de Qie Ranzhe. En pánico, intentó alejarse y despertarlo pero Lin Jingxie le pasó los brazos alrededor del cuello, atrayéndolo de nuevo mientras forzaba la entrada en su boca de una manera invasiva. Qie Ranzhe, con los ojos muy abiertos, observaba cómo el codicioso Lin Jingxie profundizaba el beso sin reservas. Normalmente, Qie Ranzhe es una persona fuerte y reservada con un gran autocontrol pero al estar sometido a la continua estimulación de la persona que le gustaba no pudo contenerse ni aunque lo intentara.
—Qie Ranzhe cerró los ojos sucumbiendo totalmente a la provocación de Lin Jingxie dejándole hacer lo que quisiera. Su vigilancia y ansiedad disminuyeron gradualmente permitiéndole experimentar la asombrosa sensación que viene con besar a quien amas. La imposición de Lin Jingxie despertó un anhelo que Qie Ranzhe nunca había experimentado antes ya que una corriente eléctrica se extendió por todo su cuerpo instigando un gemido reprimido. Se sentía tan bien en todo su ser al ser invadido por una oleada de hormonas que confundían su mente en el proceso.
—Un mar embravecido de placer agitó su habitualmente bien comportado miembro poniéndose tan erecto como una barra de hierro. Las cosas empezaban a salirse de control con ambos excitados por sus acciones íntimas. Uno de ellos tenía que ponerle fin a esto y esa persona era Qie Ranzhe. Su miembro involuntariamente temblando lo devolvió a sus sentidos separándose de Lin Jingxie —Qie Ranzhe tuvo que usar un poco de fuerza porque Lin Jingxie no estaba dispuesto, aferrándose fuertemente como si se aferrara a la vida.
—Finalmente libre, Qie Ranzhe se acostó en el suelo junto a él, tomando respiraciones profundas para calmarse. Una risa ligera escapó de lo profundo de su pecho mientras se cubría los ojos con la palma de su mano —Estaba demasiado extasiado mezclado con otros sentimientos indescriptibles. Ese beso fue su perdición, por Lin Jingxie traicionaría a su nación solo para sentir esos suaves labios en los suyos de nuevo.
—Wen Qinxi finalmente se levantó de su letargo sentándose derecho mientras tosía violentamente intentando regular su respiración —Qie Ranzhe apretó los labios antes de estirar la mano para dar palmaditas en la espalda de Lin Jingxie preguntándose si recordaba sus escapadas sensuales. Por supuesto, Wen Qinxi no sabía nada sobre lo que acababa de pasar. Todo lo que sabía es que estaba teniendo un sueño de primavera que se cortó de repente justo cuando las cosas se estaban poniendo buenas. No estaba de buen humor y su víctima solo podía ser Qie Ranzhe.
—¡Qie Ranzhe, qué demonios! Sabes que no sé nadar así que, ¿por qué tenías que actuar tan impulsivamente? —dijo Wen Qinxi intentando vigilar sus palabras para no incitar de nuevo a Qie Ranzhe.
Qie Ranzhe se acercó a él observando el corte en su cabeza, era la herida de golpearse la cabeza contra la roca bajo el agua. Solo respondió cuando estuvo seguro de que no era grave. —Había un grupo de jabalíes salvajes locos persiguiéndome. No tuve opción —respondió mirando a los cautivadores ojos de Lin Jingxie—. Lo siento.
Wen Qinxi de repente recordó algo y preguntó mientras agarraba fuertemente el brazo de Qie Ranzhe. —¿Qué hay de Zha-... eh, olvídalo —dijo antes de detenerse cuando recordó que Qie Ranzhe aún no había mencionado haber encontrado a Zhao Huangzhi. «¡Mierda! Casi admito un crimen», pensó soltando el brazo de Qie Ranzhe.
Qie Ranzhe claramente escuchó la palabra Zha- e inmediatamente supo a quién se refería pero no podía entender cómo Lin Jingxie sabía que se habían encontrado. ¿Estaban en esto juntos? Una avalancha de preguntas confusas llenó su mente mientras examinaba escrupulosamente la cara de Lin Jingxie asegurándose de no perder ningún ligero cambio de expresión.
Bajo la mirada intensa de Qie Ranzhe, Wen Qinxi sintió que su rostro se calentaba sintiéndose vulnerable. Qie Ranzhe no se perdió ninguna de sus reacciones físicas confirmando sus sospechas. «¿Qué otros secretos estás escondiendo Jin-ge?», pensó optando por no exponerlo todavía. Presionó suavemente la herida de Lin Jingxie preguntando, —¿Sientes eso? ¿Duele?
Wen Qinxi negó con la cabeza ajeno a lo que Qie Ranzhe se refería. Apartó su mano quejándose, —Qie Ranzhe, mi ropa está toda mojada y no puedo ir a casa así de lo contrario el Maestro Lin me castigará seguro. Ya me dijo que me mantuviera alejado del agua y si me ve empapado definitivamente perderá los estribos.
No perdió tiempo en quitarse la ropa para colgarla a secar de otro modo estaría sujeto a otro castigo ridículo. El ya calmado latido del corazón de Qie Ranzhe volvió a dispararse con las orejas enrojecidas mientras tartamudeaba, —¿Qué-qué estás... —incapaz de terminar su frase frente a un Lin Jingxie sin camisa.
—Se secarán más rápido, vamos, quítate la tuya. No puedes arriesgarte a resfriarte —respondió mientras colgaba sus prendas en un arbusto frondoso. Cuando terminó, encontró a un Qie Ranzhe desconcertado todavía vestido con las puntas de sus orejas rojas. Un complaciente Wen Qinxi cruzó los brazos sobre su pecho antes de decir, —¿Quieres que te las quite yo? —bromeando con una sonrisa pícara en su rostro.
—¡No hace falta! —respondió un avergonzado Qie Ranzhe maldiciendo por dentro, «¡Mierda, mierda, mierdaaaa!».