—Mi señora, ¿se siente mejor ahora? —Hazel llamó a la puerta y preguntó con una voz dulce mientras hacía una reverencia frente a Eva.
Las manos de Eva se detuvieron pero había aprendido algo de su conversación con Olga. Estaba a oscuras y Cotlin le había enseñado a nunca lanzar un ataque cuando no conoces la fuerza de tu enemigo. ¿Por qué está aquí Hazel y qué quiere?
—Estoy mejor, gracias. ¿Cómo están tus pies? —Hazel cambió su peso de un pie a otro mientras sonreía de vuelta. —Estoy mucho mejor, su gracia. Gracias a la comida nutritiva que su gracia me ha dado. La comí hasta saciarme. —Eva rodó los ojos. Era más como si él estuviera deseando deshacerse de los restos, pero la chica lo hacía parecer como si él hubiera estado tan preocupado que había empacado toda la comida para ella personalmente.