—¿A dónde vas? —preguntó Chang Guo Zi, acercándose a los chicos. Sonaba sorprendido y, francamente, yo también lo estaba.
El sol se había puesto y la oscuridad nos había envuelto por completo. Era casi imposible ver lo que tenías delante de la cara, y mucho menos al final del camino.
—Nos dirigimos a la Ciudad B —gruñó Fan Teng Fei mientras agitaba su mano y todo desaparecía en su espacio. Siempre me preocupaba que se le terminara el espacio, pero él me aseguraba que eso no era posible.
—¿Te das cuenta de que es de noche, verdad? —soltó una risita Chang Guo Zi, mirando alrededor. —No hay necesidad de tener tanta prisa. Además, todos acordamos que iríamos a la Ciudad B contigo.
—Ah, ahí está la confianza —sonrió con malicia Bai Long Qiang mientras encendía el extremo de una antorcha y la levantaba. —No crees que vamos a volver con los suministros, así que vas a sacarnos de la ecuación.