—Ni de broma —rió Rip—, las preocupaciones y el estrés que lo habían estado agobiando últimamente de repente lo abandonaron—. No te orinaría encima ni aunque estuvieras ardiendo. Puedes quedarte allí y darle a mi Pajarito todo lo que necesite para mantener esa expresión en su rostro.
—Me estás matando —presionó el Segador mientras se desplomaba aún más—. La única parte de su cuerpo que no estaba descansando en el suelo en ese momento era el brazo que yo todavía sostenía.
—Actúas como si no planearas hacerle lo mismo —se encogió de hombros Rip mientras se acomodaba en la cama—. Por lo que a mí respecta, ella puede hacer contigo lo que quiera. Incluso la ayudaré a esconder el cuerpo.
Observé al Segador jadear por aire, su pecho apenas se movía mientras forzaba el oxígeno a entrar en sus pulmones. Cada jadeo y siseo me hacían más feliz, pero podía sentir que su energía comenzaba a disminuir.