—¿Qué le pasó a la Señorita Nalan? —inclinó su cabeza y preguntó Xu Xiang.
Viendo su expresión curiosa, A Lu Da pensó para sus adentros: «Parece que Xu Xiang realmente no sabe lo que le pasó a Tuya. Además, Xu Xiang no tiene razón para hacerle eso a Tuya. ¿Podría ser que… Tuya me mintió?».
—Parece que tiene algún tipo de enfermedad. Tenía un gran parche rojo en la cara que estaba hinchado y supuraba —él sacudió la cabeza, la miró y dijo.
Xu Xiang bajó los ojos y pensó: «¿Hinchazón y supuración? Es imposible. El veneno de belladona solo le causará irritaciones menores en la piel, y ningún daño serio. Debe haber algo malo con su cuerpo.».
—Tengo que ver su cara primero, antes de poder decidir qué le pasó a ella. Vamos de vuelta a la tienda de la Señorita Nalan —ella lo miró y dijo.
—Está bien —A Lu Da asintió y se apresuraron de regreso a la tienda de Nalan Tuya.