Xu Xiang se bajó de la carreta de mula y miró a su alrededor. Al ver que no había nada más que vasto páramo, levantó la vista y sintió que la luz del sol aquí era incluso más fuerte que en el Pueblo Shen Gu. Tras observar a todos por un rato, fue a buscar a A Lu Da.
Al ver a A Lu Da hablando con los capitanes, Xu Xiang caminó hacia él. A Lu Da la vio venir y preguntó sonriendo —Xu Xiang, ¿por qué estás aquí en vez de descansar dentro de la carreta de mula?
Xu Xiang asintió a los capitanes, luego miró a A Lu Da y dijo —A Lu Da, he preparado algunas tiendas de toldo. Haz que los soldados construyan esas tiendas de toldo, así todos podrán descansar mientras se protegen del sol.
Al escuchar lo que ella dijo, los ojos de A Lu Da se iluminaron y dijo —Claro. Sería bueno si pudiéramos protegernos del sol por un rato. Me preocupa que los soldados no puedan soportar el calor al mediodía.
