Resignado a su destino, Mu Yucheng tendió la toalla y dejó que Xu Xiang le secara el cuerpo y el cabello. Afortunadamente, él logró ponerse los pantalones antes de que ella entrara. De no ser así, se hubiera suicidado de la vergüenza.
Después de un rato, Xu Xiang le ayudó a vestirse y dijo: "Los colores oscuros te quedan mejor. Te ves mucho más guapo de negro que con tu uniforme."
Mu Yucheng miró su atuendo informal y dijo: "Solo traje un uniforme cuando dejé la Secta Tian Jian, así que ahora sólo puedo usar algo más casual."
Xu Xiang miró su rostro pálido, pensó por un momento y preguntó: "¿Tienes hambre?"
"Mhm." Mu Yucheng asintió.
Ella le sonrió y le dijo suavemente: "Entonces desayunemos juntos."
Después de un baño y desayuno, Mu Yucheng estaba demasiado cansado para mover un músculo, y se quedó dormido otra vez.