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—Al escuchar las palabras de Huan Yun, Hu Wenfeng sonrió y dijo:
—Este mundo es muy vasto. Hay muchos lugares mejores que el mundo de los mortales. Si Yun Yun quiere ver el mundo real, este esposo puede llevarte allí.
—Huan Yun lo miró, sin estar ni de acuerdo ni en desacuerdo con sus palabras. Xu Xiang, que estaba sentada frente a ellos, observó su interacción por un momento, luego se giró hacia Xiao Shao y preguntó:
—Joven Maestro Xiao, ¿estamos aún lejos de nuestro destino?
—Xiao Shao sacó un mapa de un pequeño gabinete en la esquina de la carroza, lo desplegó, señaló un lugar en el mapa y dijo:
—Nuestro destino está aquí.
—Movió su dedo en el mapa y dijo:
—Aquí es donde estamos ahora. Según nuestra velocidad actual, necesitamos al menos cuatro meses para llegar a nuestro destino.
—Después de terminar de hablar, miró a Xu Xiang y preguntó:
—¿Tiene prisa la Señorita Xu?
—Xu Xiang negó con la cabeza y dijo:
