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Cuando el cielo brillante comenzó lentamente a cambiar de color, Xu Xiang y los demás estaban listos. Se reunieron en la entrada de la aldea, haciendo sus preparativos finales.
A Lu Ge se puso al lado de sus hermanos mayores, los miró y dijo:
—No tienes que preocuparte por nuestra aldea, Hermano Mayor. Protegeré a nuestro padre y a todos en nuestra aldea.
A Lu Yu le acarició el cabello suave y dijo:
—Mhm. Ten cuidado de no lastimarte de nuevo. Si siempre actúas imprudentemente, no sabrás cómo morirás en el futuro.
A Lu Ge miró a su segundo hermano mayor, abrió la boca para refutar, pero se detuvo de repente. Abrió mucho los ojos y miró por encima del cuerpo de su segundo hermano mayor. A Lu Yu notó algo y siguió la línea de visión de su hermano menor. Se giró y vio que alguien se acercaba. Sin decir nada, corrió rápidamente hacia él.
Al ver a A Lu Zhi caer al suelo, lo llamó en pánico:
—¡Hermano menor cuarto!
