Al mismo tiempo, hay caos dentro de la tribu Lang. El granero donde almacenaban toda su comida de repente se incendió. De pie, no muy lejos del fuego furioso, Yigu Ertai, todavía cubierto de sangre, rugió a su gente con el rostro enfurecido.
—¡Traigan agua rápidamente! ¡Apaguen el fuego antes de que se propague! —gritó, mientras vertía el agua del cuenco de madera en su mano sobre el fuego.
Lamentablemente, un cubo de agua contra un fuego furioso es como una gota en el océano. Ni siquiera tiene algún efecto sobre el fuego.
Viendo las llamas volverse cada vez más intensas frente a él, Yigu Ertai apretó los dientes y rugió:
—¡Si caes en mis manos, te mataré! ¡A Lu Zhi!
Oculto detrás de una de las tiendas, A Lu Zhi observaba la situación caótica no muy lejos de su escondite, con una sonrisa burlona en su rostro. Observó el entorno por un rato, y luego se dirigió sigilosamente hacia el reservorio de agua de la tribu Lang.
