Recorrí la ciudad con la Condesa, llevando un paquete de varios artículos que la Condesa había decidido que necesitaríamos en nuestra nueva casa en la Capital.
Por supuesto, también me dejé llevar por su flujo, mirando alrededor de las diversas tiendas y puestos y comprando lo que me parecía adecuado.
Actualmente tenía unos libros vacíos, un montón de papel de buena calidad, tintas negras y rojas, algunas plumas y bolígrafos, unas cuantas velas y algunos artículos decorativos que serían enviados a la finca en uno o dos días.
La Condesa tarareaba a mi lado, sus ojos zafiro mirando alrededor de la calle mientras observaba cada tienda y puesto.
—¿Se te ocurre algo que no hayamos comprado? Hmm... ¿necesitas ropa nueva? —preguntó.
Juntando mis labios, lo pensé por unos momentos, antes de sonreír mientras le hacía una pregunta a la Condesa.
Devolver interior mi sonrisa, asintió con entusiasmo mientras me guiaba hacia Hilos de Ángeles, con un brinco en su paso.
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