—Sentada en una roca en los campos de entrenamiento, me concentré completamente en los dos tipos diferentes de maná dentro de mí; el frío y agudo mordisco del viento, y el flujo cálido y suave del agua.
—Podía sentirlos fácilmente; ese no era el problema.
—Lo que era un problema era tratar de manipular el maná dentro de mí con precisión, específicamente intentando controlar ambos al mismo tiempo.
—Era como hacer malabares; excepto que en lugar de dos bolas idénticas lanzadas de una mano a otra, una era un globo de agua y la otra una pelota de ping-pong.
—Ser capaz de usar ambos al mismo tiempo era molesto, y dejé escapar otro gruñido mientras sentía que mi control sobre el maná de viento se deslizaba.
—Suspirando, tomé unas cuantas respiraciones profundas y comencé de nuevo.
—Sintiendo el sabor acre del maná de viento, lo guié suavemente alrededor de mi cuerpo.