Mirando el cadáver decapitado del Hechicero Elfan, parpadeé unas veces antes de murmurar —Realmente estaba loco...
Encogiéndome de hombros, caminé hacia el escritorio que él había ocupado momentos antes y miré los varios tomos y papeles desparramados, antes de coger el tomo abierto y lanzárselo a Leone.
—Este parece ser su diario principal; solo quiero asegurarme de que no se pierda o dañe... Ah, y toma esto. Quizás puedas usarlo —solidificando la esfera de mana en mi mano, se la lancé también a Leone, el Vampiro que la examinó por un momento antes de acercarse al gran trozo de Cristal de Viento.
Tomando una profunda respiración, Leone aplastó la esfera de luz y guió el Mana de Viento de vuelta hacia su cristal, devolviéndole el brillo al cristal verde en el centro de la habitación.