Punto de Vista de Kat
Aquella noche fue una bastante… agotadora, para mí y las tres hermanas.
Las palabras de la Sacerdotisa que me encontró resonaban en mis oídos mientras escuchaba a Oya gemir fuerte del otro lado de la habitación, su voz tensa mientras Valaka gruñía sobre ella, murmurando y susurrándole a su nueva amante y compañera.
En cuanto a las gemelas, no eran ellas las que gemían fuerte esta noche; en cambio, era Eyoli, quien soltaba gemidos adorables y gruñidos mientras era complacida por las dos hermosas hermanas.
Escuchándolo todo suceder, junto con tener que soportar los olores de su apareamiento animal mientras disfrutaban de esta oportunidad, desesperadamente contenía mis propios gemidos mientras saciaba mi propia lujuria increíblemente potente, tratando de mantener la mente clara y de no unirme a ninguna de ellas.
A cualquiera de ellas...