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—Observando cómo la cuchilla de hielo se hacía añicos contra el cuerpo emplumado de los pájaros, me quedé helado en el lugar mientras la bestia azul emplumada se giraba hacia mí, torciendo su cuerpo para buscar a quien había intentado atacarla.
—Ya que todavía estaba en mi armadura, que era de un marrón oscuro, resaltaba en la deslumbrante manta blanca de nieve que cubría las montañas, y sin nada detrás de lo cual esconderme... Bueno, el pájaro azul soltó un agudo graznido y se lanzó hacia mí, sus garras relucientes a la luz mientras las estiraba, preparándose para desgarrar mi cuerpo.
—Era rápido, y tuve que rodar para esquivarlo mientras sus garras pasaban zumbando al lado de mí, antes de que comenzara a ascender una vez más.