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Aproximándonos al gran edificio donde Leone y Jahi nos consiguieron nuestras Etiquetas de Aventurero de Plata por primera vez, volvimos a apreciar la lujosa apariencia de la Sala del Gremio.
Hecha de madera oscura marrón, la cual estaba pulida tan bien que brillaba con la luz del sol, la Sala se alzaba por encima de los demás edificios en el Distrito, con cuatro pisos componiendo este gigantesco edificio.
Inscripciones rúnicas elaboradas cubrían la madera, algunas decorativas, otras prácticas; la estructura de madera ahora era prácticamente irrompible por medios normales, convirtiendo la Sala en una fortaleza, en caso de que alguna vez necesitara actuar como tal.
Parados en las ventanas sobre nosotros había unos pocos guardias, cuya armadura de acero oscuro y elegante sobretodo color rojo vino denotaban su lealtad no solo al Imperio, sino también al Gremio.
Caminando detrás de Jahi, entramos a la Sala, siendo saludados por un interior que casi parecía el de una taberna.