Mientras los dos se sentaban, Nyer miró hacia el acantilado.
—Cayla, ¿no te unes a nosotros? —se rió, ofreciéndole a Cayla un asiento.
Al escuchar esto, Alice se sorprendió ya que pensaba que Cayla estaría con Velouria, pero claramente ese no era el caso.
Sin decir nada, Cayla simplemente se sentó junto a ellos.
—Ahora que estamos todos aquí, hablemos. Lo único que realmente puedo decir sobre tu forma de luchar es que tiendes a dejarte llevar una vez que entras en el ritmo. Tu visión se estrecha y olvidas que ellos pueden tener más ases bajo la manga.
—Tus instintos al usar tus habilidades son de primera, nada que objetar ahí. Las llamas también son sorprendentemente efectivas. Pero diré que no estás aprovechando el potencial de tu tercer Sigilo —Nyer negó con la cabeza.
—¿Entonces qué sugieres? —preguntó Alice con curiosidad mientras sacaba su frasco y lo llenaba de Hidromiel Ayriano.
Esta charla iba a durar un rato, así que bien podría tomarse algo mientras escuchaba.
