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De pie en la cubierta del barco, Alice contemplaba maravillada, ya que no había palabras que pudieran describir la sensación que sentía en el pecho.
Aunque había escuchado la descripción del Valle de Viento Plateado, las palabras no estaban a la altura de la vista que tenía ante sí.
Delante de ella se erguía una cadena montañosa con dos colosales picos que se alzaban hacia el cielo. El inmenso tamaño y altura era mucho mayor que cualquier cosa que hubiera visto antes, y sin embargo, la manera en que la montaña se inclinaba hacia una singularidad que yacía entre estos picos desafiaba las leyes de la naturaleza.
Un orbe giratorio de oscuridad que irradiaba luces violetas y consumía todo a su alrededor. Absorbiendo el reino en un abismo de olvido y distorsionando el mismísimo tejido del espacio que rodeaba este orbe. Esta distorsión creó un mundo invertido donde los cielos y la tierra han intercambiado sus lugares.
