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Al observar la escena frente a ella, Alice se quedó sin palabras.
Masajeándose los ojos, no estaba segura de cómo debería reaccionar.
—¿No dijiste… que solo ibas a buscar la arena de apuestas? ¿Cómo acabaste incluso en esta situación? —suspiró, mirando a Ria que estaba encadenada y esposada en una celda.
—Ahahaha... Esa es una historia un poco larga —respondió Ria con una sonrisa incómoda. Quería rascarse la mejilla pero debido a sus restricciones, no pudo.
Suspirando profundamente, Alice se preguntaba cómo debía proceder. Después de dejar el Aliento del Dragón, fue a buscar a Ria. Sin embargo, siguiendo las huellas de su cuenta de sangre, se encontró frente a la casa de guardia donde Ria había sido detenida por comportamiento indebido.
—Lamento lo que mi amiga causó. ¿Estaría bien si me la llevo de aquí? —preguntó Alice mientras miraba al guardia a su lado.