Al llegar a un bar conocido como Aliento del Dragón, Alice no pudo evitar admirar el edificio.
Era alto e imponente con un único letrero que mostraba un dragón exhalando un torrente de llamas. La entrada estaba flanqueada por antorchas que albergaban una llama azul parpadeante, proyectando un resplandor espectral en la entrada.
Al atravesar la puerta, se sintió como si hubiera sido transportada a un mundo completamente nuevo.
El interior del edificio estaba lleno de actividad, pero para su sorpresa, todo lo que podía oír era un murmullo. No lograba entender lo que decían, por más que lo intentara. Un fino velo le impedía discernir sus palabras.
En el fondo, sonaba música, pero Alice no lograba encontrar la banda que tocaba.