Observando a Allura desde atrás, Alicia pudo decir que había una profunda ira hirviendo bajo la superficie.
«Los Cazadores renegados ni siquiera lo terminaron, sino que lo dejaron en este estado...», pensó Alicia para sí misma mientras volvía la mirada hacia la casa.
Para ella, esto era su peor pesadilla. No sabía si su resistencia al Abismo desaparecería algún día y ese se convertiría en su destino.
Hacía tiempo que había perdido la cuenta de su miedo al ser inyectada con Sangre del Abismo, el temor al ver su propio cuerpo mutar y cambiar ante sus ojos.
Sacudiendo la cabeza, echó un vistazo a Ria, quien tenía una expresión amarga en su rostro. Ella tampoco sabía qué decir, ya que no esperaba presenciar tal escena.
En cuanto a Gin, estaba tranquilo ya que no tenía vínculos con el hombre, pero expresó su molestia hacia los Cazadores renegados.