Jadeando pesadamente, Alice podía sentir las fuertes ráfagas de viento empujando contra su cuerpo, intentando hacerla caer mientras estiraba la mano y agarraba un pedazo de roca que sobresalía.
Asegurándose de que tenía un buen apoyo para el pie, agarró su daga y la clavó en los huecos antes de cambiar su forma.
Era para evitar que cayera demasiado lejos, así como una medida de precaución.
—Fu... —Al expulsar un profundo suspiro, Alice miró hacia abajo y vio lo alto que estaba y volvió su atención hacia la cima.
La montaña era en un 80% acantilados verticales, mientras que el resto eran laderas empinadas.
Comparada con ella, Ria lo tenía más fácil ya que la fuerza de su cuerpo era mucho mejor.