Despertando, Alicia frunció el ceño. Se tomó la cabeza, confundida. No estaba segura de lo que había sucedido antes de quedarse dormida, pero la joven cazadora reconoció el espacio en el que se encontraba. Era el mismo lugar donde había elegido la habilidad para su primer Sigilo.
Levantándose, miró a su alrededor pero no vio ninguna de las opciones. Estaba sola en el lugar.
—¿Qué está pasando? —Alicia frunció el ceño mientras caminaba alrededor del lugar, esperando orientarse.
Se preguntó si había sido tomada como rehén por el Ojo e intentó salir del extraño lugar, sin éxito.
—[Oh maestra mía, realmente traes sorpresas en cada momento que estoy despierta] —sonó una voz femenina. Era diferente de lo que Alicia solía oír en su cabeza.
Girándose, vio a una mujer con largo cabello blanco. Un par de ojos negros con pupilas moradas la miraban fijamente.
Era un rostro que había visto una vez antes, pero solo brevemente.
—¿Es esa quien solía poseerte? —preguntó Alicia.