—Levántate y brilla, ¡es hora! —gritó Allura, despertando a Ria y Alicia.
Levantando a las dos sobre sus hombros, salió de la carreta antes de bajarlas y hacer un gesto al conductor para que se dirigiera a un lugar seguro.
—Hemos llegado. Gin y yo observaremos desde lejos. No intervendremos a menos que estés cerca de la muerte. Después de todo, el momento en que intervenimos marca tu caza como un fracaso. Quiero preguntarte de nuevo por si tienes alguna duda. ¿Estás segura de que quieres cazar a la Viuda de Sangre? —preguntó Allura.
Alicia asintió. Había enfoque y compromiso en sus ojos.
Allura sonrió satisfecha. —Muy bien, cuando te enfrentes a la bestia, recuerda designarla como objetivo de tu caza y prepárate para una lucha a muerte. Ria, una vez más, la clave es encontrar el momento perfecto para apoyar a Alicia. Idealmente, quieres mantener distancia para que Alicia no tenga que preocuparse por ti si te descubren. ¿De acuerdo?